Al menos 33 personas murieron y unas 150 resultaron heridas en una explosión en una mezquita dentro del cuartel general de la policía de Peshawar, en el noroeste de Pakistán, cerca de la frontera con Afganistán.

La explosión se produjo durante la plegaria en un recinto que, además del cuartel de policía, también alberga las sedes de las agencias de inteligencia.

Tras el ataque las autoridades paquistaníes decretaron alerta máxima en todo el país. Los socorristas, por su parte, se lanzaron en una frenética operación de rescate para intentar salvar a personas que estén debajo de los escombros, después de que una muralla de la mezquita y parte del techo quedaran destruidos.

“Hay muchos policías enterrados bajo los escombros”, dijo el comandante de la policía de Peshawar, Muhammad Ijaz Khan, que estimó que habitualmente entre 300 y 400 oficiales asisten a la plegaria.

Un periodista de AFP en el lugar vio supervivientes ensangrentados salir de entre los escombros.

“Es una situación de emergencia”, dijo Muhammad Asim Khan, un portavoz del principal hospital de Peshawar, señalando que hay un balance de 33 fallecidos.

En el lugar hay una vasta operación de rescate en marcha, lanzada por los bomberos con la ayuda de maquinaria para despejar los escombros.

“Gritaban pidiendo ayuda”

Según la policía, la explosión se produjo en la segunda fila de los fieles que estaban rezando. Al lugar fueron movilizados equipos de desminado por los temores de que el ataque fuera un atentado suicida.

Shahid Ali, un policía de 47 años que sobrevivió a la explosión, contó a AFP que la detonación se produjo unos segundos después de que el imán comenzara la plegaria. “Vi una humareda negra subir al cielo. Salí corriendo para salvarme”, relató. “Todavía escucho en mi cabeza los gritos de la gente. Gritaban pidiendo ayuda”.

Las autoridades decretaron alerta máxima en la capital y en todo el país. En Islamabad, se colocaron francotiradores para proteger algunos edificios y en los puntos de acceso.

El incidente se produjo el mismo día en que estaba programada una visita a Islamabad del presidente de los Emiratos Árabes Unidos, Mohamed ben Zayed Al Nahyan. El desplazamiento fue anulado a última hora este lunes, oficialmente debido a las lluvias.

El martes está prevista la visita de una delegación del Fondo Monetario Internacional (FMI) para negociar un desbloqueo de un préstamo para evitar que el país caiga en una moratoria.

Una historia de violencia

En marzo de 2022, un ataque suicida contra una mezquita de la minoría chiita en Peshawar reivindicado por EI-K, la rama local del grupo yihadista Estado Islámico, dejó 64 muertos. Este atentado fue el peor sufrido por Pakistán desde 2018.

Peshawar, a unos 50 kilómetros de la frontera con Afganistán, fue golpeado por atentados casi a diario en la primera mitad de los años 2010, pero la seguridad mejoró en los últimos años.

Sin embargo, en los últimos meses la ciudad ha sufrido ataques, sobre todo contra las fuerzas de seguridad.

El país en general enfrenta en los últimos meses un deterioro de la situación de seguridad, en particular desde que los talibanes recuperaron el poder en Afganistán en agosto de 2021.

Tras varios años de una calma relativa, volvieron a producirse atentados de la rama pakistaní de los talibanes, Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), del EI-K y de grupos separatistas baluches.

Pakistán reprocha a los talibanes que dejan que estos grupos utilicen su territorio para planificar los ataques, algo que las autoridades de Kabul niegan. Los talibanes de Pakistán son un movimiento separado del de los dirigentes afganos, pero tienen raíces comunes.

Es grupo ha reivindicado varios ataques en los últimos meses, pero una de sus peores atrocidades que marcó a la opinión pública en Pakistán, fue la masacre de 150 personas en una escuela en Peshawar en diciembre de 2014.

* Nota de la editora: este artículo fue actualizado para incluir las más recientes cifras de víctimas.