El envenenamiento del coronel Sergei Skripal fue la gota que colmó el vaso. La tensión entre Gran Bretaña y Rusia está al límite. Este miércoles la Primera Ministra británica, Theresa May, expulsó 23 diplomáticos rusos como agentes de inteligencia no declarados, responsabilizó del atentado con arma química al gobierno de Putin tras cumplirse el ultimátum que Londres había dado a Moscú para explicarse por lo sucedido con Skripal. Además, suspendió los contactos bilaterales, incluyendo una visita del canciller ruso y aseguró que no habrá miembros del gobierno británico ni de la familia real en el Mundial de Rusia 2018.

“Ningún mandatario ni ningún representante de la familia real británica asistirá a la Copa del Mundo de Rusia de este verano”, anunció la Primera Ministra. Inglaterra fue la única selección del Reino Unido en lograr la clasificación al torneo. Medios británicos precisan que el presidente de la FA, el príncipe William, y otros miembros de la familia real no tenían planes de asistir al evento que se llevará a cabo entre el 14 de junio al 15 de julio.

En el partido inaugural, en el que se enfrentarán Rusia y Arabia Saudita, puede escenificarse ese vacío. Inglaterra inició conversaciones con sus aliados occidentales para dejar sólo a Vladimir Putin en el palco del estadio Luzhniki el próximo 14 de junio, en la ceremonia inaugural del Mundial. “La primera ministra buscará el apoyo de sus socios extranjeros, pienso que pronto la UE aprobará nuevas sanciones contra Rusia”, le dijo una fuente no mencionada al medio ruso Sputniknews. Sin embargo, el interlocutor señaló que no creía en la posibilidad de un desenlace militar. (Le puede interesar: «Un juego peligroso»: Rusia protesta por posibles revelaciones en el caso Skripal)

Aunque el príncipe William no tiene planeado asistir, la Football Assosiation (FA) no contempla la posibilidad del boicot. Sin embargo, tienen conocimiento que la decisión es un tema gubernamental que se escapa de sus manos. Reconocen la gravedad de la situación y la amenaza existente en cuanto a la seguridad del equipo y de los aficionados ingleses que se desplacen al Mundial. De momento, el seleccionador inglés trabaja con normalidad y la FA no ha dado a conocer su postura oficial con respecto al tema. De igual manera, la Fifa guarda silencio. Sin embargo, algunos de sus dirigentes reconocen la complejidad del caso.

La semana pasada, el secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Boris Johnson, dijo que sería muy difícil imaginar que la representación en el campeonato del mundo seguirá adelante de la forma habitual si se demuestra la participación rusa en el caso Skripal. Este miércoles la Primera Ministra británica responsabilizó al Kremlin de lo sucedido. “Tales propuestas (por boicotear del Mundial) no solo vienen de periodistas, sino también de funcionarios, en particular del secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Boris Johnson, y del presidente del Comité de Asuntos Exteriores, Tom Tugendhat”, dijo el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia a la agencia de noticias Interfax. “El envenenamiento de Skripal, cuya investigación aún no ha comenzado todavía, está siendo utilizado por políticos británicos para sacar conclusiones sobre la participación en Rusia”, añadió.

De igual manera, el vicepresidente de la Federación Rusa de Fútbol, ​​Nikita Simonyan, habló sobre el asunto y dijo que el incidente de envenenamiento no debería afectar la celebración del Mundial. “El Reino Unido afirmó hace poco tiempo que el deporte debe mantenerse al margen de la política, y ahora estamos otra vez aquí. Si Inglaterra se niega a participar, seguida por Polonia, Japón y lugares probablemente serán ocupados por aquellos que obtuvieron el segundo lugar en los grupos clasificatorios”, afirmó.

De llevarse a cabo un boicot, Inglaterra puede caer en una violación de los reglamentos de la Fifa, en el que se señala que todas las asociaciones están obligadas a jugar todos los partidos hasta que sean eliminadas del campeonato. En el artículo seis del reglamento se afirma que cualquier asociación que se retire de esta competición puede enfrentarse a sanciones como la exclusión de la asociación en posteriores competiciones. El mismo artículo también dice que cualquier asociación que anuncie su retirada con más de 30 días de antelación antes del inicio del torneo tiene que pagar una multa de 250.000 francos suizos (algo más de 262.000 dólares). Esta cifra puede duplicarse en caso de que el desplante se anuncie con menos de 30 días de antelación.