Tras el terremoto de magnitud 7,1 que golpeó el miércoles por la noche a la zona norte de Filipinas, exactamente a la isla de Luzón, se sabe que por lo menos cinco personas murieron y decenas quedaron heridas. El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), que registra la actividad sísmica en todo el mundo, informó que el hipocentro del movimiento telúrico se situó a 10 kilómetros de profundidad. Por su parte, Renato Solidum, director del Instituto Filipino de Vulcanología y Sismología, advirtió que el sismo se centró en la provincia de Abra, en una zona montañosa, reportó AP.

Tras lo sucedido, se sabe que el temblor provocó deslizamientos de tierra y algunos daños en edificios y en iglesias, así como generó pánico entre las personas, pues no hay que olvidar que un terremoto de magnitud 7,7 mató a casi 2.000 personas en el norte del país en 1990. “El suelo tembló como si estuviera en un columpio y las luces se apagaron de repente. Salimos corriendo de la oficina y escuché gritos. Algunos de mis compañeros estaban llorando. Fue el terremoto más poderoso que he sentido. Pensé que el suelo se abriría”, le comentó a AP Michael Brillantes, un oficial de seguridad de Lagangilang, municipio de la provincia de Abra.

Entre las víctimas fatales, por ahora, están un aldeano, que murió al ser golpeado por unas losas de cemento que cayeron en su casa, y un trabajador de construcción, que falleció a causa de los golpes que recibió de los escombros. Recientemente, la AFP reportó también el fallecimiento de una mujer de 23 años, al ser aplastada por un muro, y un hombre que cayó de una obra. Además, en medio del caos, se evacuaron dos hospitales de Manila, la capital de Filipinas, ubicada a 300 km al sur de Lagangilang, pero el personal médico y los pacientes pudieron regresar porque solo se detectaron unos daños menores en los edificios.

*Con información de EFE y AFP.