«Dos hombres entran; uno sale»: esta frase de Mad Max 3 ejemplifica perfectamente lo que está pasando entre el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, y el asesor presidencial Stephen Bannon. Bannon y Ryan nunca se han querido: representan mundos distintos, pese a que ambos son conservadores. Ryan representa a la élite del Partido Republicano; y Bannon, a la alt right: la ultraderecha estadounidense que se opone al establecimiento, sea demócrata o republicano.

Pero Ryan y Bannon han encontrado la forma de trabajar juntos o, por lo menos, de trabajar en el mismo equipo y de que esta animadversión pase desapercibida. Por ejemplo: se han unido para sacar adelante un proyecto de ajuste al impuesto sobre la renta corporativo que se cobra en la frontera con México, un proyecto conocido como BAT por sus siglas en inglés. Pero esa tregua parece cosa del pasado y todo por el American Health Care Act, el plan de salud con el que los republicanos pretenden reemplazar el plan del expresidente Barack Obama: el Obamacare.

Mientras que Ryan se ha convertido en el mayor defensor del AHCA, al punto de que algunos lo han bautizado como el Ryancare, Bannon se ha opuesto calladamente a este. El asesor no se ha referido al respecto pero, en su caso, basta con ir a Breitbart, el portal que Bannon dirigió durante años, para saber lo que este está pensando. Ayer ese portal difundió un texto escrito por el periodista Gabriel Sherman para el New York Magazine. Ese pretendido medio de ultraderecha sólo le cambió el título.

Mientras el original se titula ¿Por qué Stephen Bannon va a ser el ganador de la guerra civil originada por el AHCA?, el de Breitbar se titula: Stephen Bannon dice que el AHCA fue «escrito por las aseguradoras». Sea como sea, el texto muestra el debate que hay entre los conservadores y que promete impedir que el AHCA sea una realidad, por lo menos, por ahora. Y es que mientras unos creen que el AHCA es el mejor programa de salud posible; otros, la ultraderecha estadounidense, creen que se trata de un Obamacare light que sigue respondiendo a los intereses de Washington. 

Esa ultraderecha -representada en el Congreso por el House Freedom Caucus un grupo de congresistas ultraconservadores, fundado en 2015- se ha opuesto al AHCA y no ha habido nadie que la convenza de lo contrario, pese a algunos cambios que se le han hecho al proyecto, como el de darle un mayor poder a los Estados en detrimento del Gobierno Federal. Este rechazo, sumado al de la oposición demócrata, tiene al AHCA en coma. Pero no sólo a este sino también a Ryan. Si esta iniciativa no pasa, no va a haber quien salve al soldado Ryan. Y Ryan lo sabe. Y Bannon lo sabe. 

El presidente Trump ha dicho que así no se apruebe el AHCA, seguirá apoyando a Ryan. Pero no parece muy convencido. Y Bannon, quien le habla al oído a Trump, está tan cerca de acabar con Ryan que todo apunta, de nuevo, a que van a ser dos los que entren pero uno el que salga. O puede que los republicanos encuentren la forma de ‘hacerse pasito’. No hay que olvidar los roces que hubo entre el presidente Trump y el representante Ryan durante la contienda. Roces que, al parecer, se olvidaron. El problema es que Bannon no es Trump.