Zoe Zeniodi disfruta de la música desde dos ámbitos distintos y complementarios. Cuando está al frente del piano, la sensación intimista empieza a tomar protagonismo, mientras que al momento de asumir el rol de directora de orquesta, la magia colectiva se hace presente y los brazos parecen multiplicarse y extenderse para interpretar desde el primer violín hasta el instrumento percutivo de la última fila.

Lo mismo le ocurre con las partituras que debe leer, revisar y entender. Los pentagramas de las creaciones para piano le hablan muchas veces del virtuosismo, de la posibilidad de hacer que todo quepa en esa caja de color oscuro y que domina una porción generosa del legado de los grandes maestros de América y de Europa. Por su parte, la literatura escrita para la batuta es mucho más amplia y en ella encuentra muchos de los picos dramáticos de las más destacadas tragedias humanas. Mientras que el piano le sugiere intereses y motivos personales, la dirección de orquesta la obliga a estructurar su cabeza en plural.

Con el piano, Zeniodi va de lo particular y se queda ahí, mientras que cuando está en frente de los hilos de cualquier colectivo en su formato más ampliado, la situación hace un tránsito natural desde lo individual hasta llegar a lo general, a lo universal. Esa forma especial de entender la música la ha convertido en una artista con un completo espectro y en una mujer con una agenda llena de compromisos, que ella traduce en retos musicales cada vez más exigentes para sí misma.

No se compara con hombres ni con mujeres, únicamente espera que todos los carteles en los que ha estado escrito su nombre en eventos locales y en certámenes internacionales la conviertan en la mejor versión de ella misma. Eso es lo que quiere tanto para su desarrollo como pianista como con su labor en la dirección de orquesta.

Zoe Zeniodi, quien nació en Grecia, estudió dirección de orquesta con la asesoría de personajes importantes del arte sonoro como Thomas Sleeper y tomó clases magistrales con Daniel Harding, Helmuth Rilling y Bruno Aprea. Entre sus maestros de piano se cuentan destacadas figuras de la escena clásica como Ida Rozenkranz-Margaritis, Hartmut Höll, Roger Vignoles, Dalton Baldwin y sir Thomas Allen, entre muchos otros.

Todos esos maestros motivaron a Zeniodi a esforzarse cada día y la llevaron a entender que el oficio musical nunca da respiro, y mucho menos si existe en el espíritu la intención de no ser uno más dentro de una lista tan interminable como las horas que ella ha dedicado a perfeccionar su técnica sobre las teclas blancas y negras del piano. Con ellos aprendió más allá de lo netamente musical y fue a partir de sus instrucciones que también optó por el camino de la enseñanza y por eso desde hace unas temporadas está al frente de la Orquesta Juvenil Greco-Turca.

Dentro de los reconocimientos que ostenta Zoe Zeniodi algunos de los más destacados están relacionados con que hace relativamente poco se convirtió en la primera mujer en dirigir la Opera Southwest. Sin olvidar que hace poco realizó su debut en el Carnegie Hall con el New England Symphonic Ensemble.

Esta artista griega ha dirigido producciones de ópera y ballet en la Florida Grand Opera, la Ópera Nacional de Grecia y el Centro Cultural Onassis. Además, ha participado de manera activa en la consolidación de eventos como el Festival del Egeo y varios encuentros culturales en la Universidad de Miami, donde ha terminado de formarse en la música.

La hoja de vida de Zoe Zeniodi, quien participará en el IV Festival Internacional de Música Clásica de Bogotá del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, es envidiable y dadas sus calidades es una de las invitadas a interpretar las obras de los tres compositores homenajeados durante el evento: Robert Schumann (1810-1856), Johannes Brahms (1833-1897) y Franz Schubert (1797-1828).

Zeniodi es doctora en Artes Musicales y diplomada en Dirección de Orquesta por la Universidad de Miami. Tiene maestría en interpretación de piano y piano acompañante del Royal College of Music de Londres y del Mozarteum de Salzburgo.

Como estudiante, ganó todos los premios como pianista acompañante en el Royal College of Music. Además, asistió al Programa Britten-Pears para Jóvenes Artistas en Aldeburgh (Inglaterra) y fue pianista acompañante oficial para varias academias de verano como la Academia de Niza y la Escuela Abingdon para Cantantes.

Zoe Zeniodi ha realizado destacadas grabaciones discográficas como Translucence con la Filarmónica de Brno, y Xenia con la Orquesta Sinfónica Frost, ambas obras de Thomas Sleeper y aclamadas por la crítica especializada.

En el Festival, al frente de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, tendrá una nueva oportunidad para demostrar que los comentarios de la crítica se basan en realidades y que, por fortuna, es capaz de asimilar la música desde la intimidad del piano y desde la condición plural de un formato orquestal ampliado.