En Ponte degli Annibaldi, cerca del Coliseo Romano, algunos militantes neofascistas, pertenecientes al Movimiento Nacional, un grupo de extrema derecha que fue fundado hace dos años por Giustino D’Uva, según identificó el diario La Repubblica, colgaron una pancarta para celebrar el centenario de la marcha que hizo Benito Mussolini sobre Roma. El afiche tiene una imagen grande del dictador fascista, vestido con uniforme militar, además de un letrero que dice: “100 años después, la marcha continúa”.

El 28 de octubre de 1922, Mussolini y sus tropas fascistas armadas marcharon de Milán a Roma “para tomar por el cuello a nuestra miserable clase dominante”. Dos días después, el rey Vittorio Emanuele III le entregó el poder. Mussolini gobernó Italia durante 21 años, aprobó leyes raciales antijudías en 1938 y envió a miles de judíos italianos a campos de exterminio. Su régimen fascista cayó en 1943 y, tiempo después, en abril de 1945, en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, él y su amante, Clara Petacci, fueron asesinados por un grupo de partisanos. Sus cuerpos fueron colgados en una estación de servicio en una plaza de Milán.

Por muchos años, los admiradores de Mussolini han acudido en masa a Predappio, por lo que se espera que entre 1.000 y 2.000 fascistas converjan en la ciudad para una marcha hacia los eventos organizados por sus descendientes, incluidas dos misas ofrecidas por un sacerdote ultrafascista excomulgado. En paralelo, la asociación antifascista ANPI lleva a cabo una contramarcha.

Los sucesos de hace un siglo que llevaron al poder a Benito Mussolini

“O nos dan el gobierno o iremos a Roma a tomarlo” fueron las palabras que el líder fascista utilizó para convocar a sus seguidores en la Plaza del Plebiscito, en Nápoles, para tomar la capital italiana, con el fin de presionar al rey Víctor Manuel III a que le entregara el poder. Para sorpresa de muchos, pues para ese entonces el Partido Nacional Fascista era una fuerza marginal, al contar solo con 35 diputados, entre un total de 535, Mussolini logró su cometido.

Como se lee en la BBC, la Marcha sobre Roma fue una operación pensada para tomar el poder desde la insurrección. La movilización tuvo lugar entre el 27 y el 28 de octubre de 1922, cuando decenas de milicianos fascistas, conocidos como “Camisas Negras” por sus uniformes, comenzaron a tomarse algunas ciudades y pueblos del norte y centro de Italia, deponiendo a sus autoridades legítimas e invadiendo oficinas militares y policiales.

Luego de que algunas ciudades cayeron ante los rebeldes, como Pisa, Florencia y Cremona, en la capital italiana, el entonces primer ministro, Luigi Facta, ordenó al ejército y a la policía impedir la entrada de los insurgentes “por cualquier medio”, llegando a presentar, el 28 de octubre de ese año, un decreto de estado de sitio, mismo que no fue firmado por el monarca Víctor Manuel III. Aunque en un principio le dijo a Mussolini que le entregaba el gobierno si se comprometía a compartir el poder con los sectores más moderados, el soberano retiró sus peticiones y Mussolini viajó desde Milán hasta Roma para aceptar “la oferta” que le hizo. A pesar de ello, los fascistas invadieron Roma y, el 31 de octubre, desfilaron por el Palacio del Quirinal, que entonces era la residencia real.

“Uno de los mitos centrales del fascismo fue su toma del poder en octubre de 1922. De hecho, el poder les fue entregado en bandeja”, le explicó a la BBC el historiador Álvaro Lozano, autor del libro Mussolini y el Fascismo Italiano. Y aunque la reciente victoria de la extrema derecha italiana, en cabeza de Giorgia Meloni, líder del partido Hermanos de Italia, hay quienes dicen que no hay por qué despertar las alarmas. “La relación de Meloni con Mussolini se rige por la nostalgia. (…) A pesar de la retórica imperante sobre el regreso de la extrema derecha, no hay condiciones para un regreso a la dictadura fascista”, explicó a BBC News Mundo el analista italiano Alberto Alemanno.