Al menos 25 personas murieron este domingo en un atentado contra una iglesia copta en El Cairo en plena misa, el peor ataque contra esta minoría religiosa en la historia reciente del país. «Estaba saliendo de la iglesia cuando oí una enorme explosión. Había mucho humo y la gente empezó a correr y a gritar. Las ambulancias empezaron a llegar y sacaban trozos de cuerpos. El suelo estaba cubierto de sangre«, narraba una testigo, Jackline Abdel Shahid.

La explosión se produjo en la mañana en el barrio de Abbasiya, en la iglesia adyacente a la catedral copta de San Marcos, sede del papa de la iglesia copta Tawadros II, según el ministerio de Sanidad. Responsables de seguridad explicaron que la bomba, que estalló en la sala principal del templo, contenía unos 12 kilos de TNT.

En el interior, horas después del atentado, reinaba un olor intenso a sangre, constató un periodista de AFP. En el suelo, se esparcían los cristales de las vidrieras reventadas por la deflagración junto a zapatos y efectos personales.

La policía estableció un perímetro de seguridad, mientras una pequeña multitud gritaba eslóganes condenando el ataque y pidiendo la dimisión del ministro del Interior.

Gebrail Ebeid, que iba a entrar en la iglesia cuando la bomba estalló, se preguntaba con rabia: «¿Cómo es posible que esto ocurra? ¿Dónde estaban las fuerzas de seguridad? Ahora ocupan toda la calle, pero ya es demasiado tarde».

‘Un objetivo fácil’

Por el momento, ningún grupo ha reivindicado el ataque. Las autoridades van a examinar el contenido de las cámaras de seguridad de la iglesia, explicaron responsables policiales.

Este templo «es profundamente amado por muchos fieles coptos en El Cairo que acuden habitualmente a las misas», explicó a la AFP el obispo Angaelos, obispo general de la iglesia copta en Gran Bretaña.

Según Angaelos, los servicios religiosos del domingo habían tenido lugar en esta iglesia debido a los trabajos de renovación en curso en la catedral.

«Es un objetivo fácil porque la entrada se encuentra en el exterior del perímetro» de la catedral y no está custodiada, precisó el obispo. Por su parte, el papa Tawadros II interrumpió su visita a Grecia para regresar a El Cairo, según medios egipcios.

En un comunicado colgado en Facebook, la iglesia copta llamó a «la unidad nacional que une a los egipcios en la tierra bendita de Egipto». El presidente egipcio Abdel Fatah al Sisi condenó el ataque, que calificó de «cobarde» y declaró tres días de luto nacional.

El atentado «se dirige contra la nación con sus cristianos y sus musulmanes. Egipto saldrá de él más unido», aseguró. El primer ministro egipcio, Sherif Ismail, se expresaba poco antes en términos similares, así como el imán de Al Azhar, la más alta institución del islam sunita en Egipto, que también condenó el ataque, denunciando un terrorismo «infame» dirigido contra «almas inocentes».

Los coptos ortodoxos de Egipto componen la minoría cristiana más numerosa de Oriente Medio y una de las más antiguas.

El 1 de enero de 2011, un atentado no reivindicado dejó 23 muertos y cerca de 80 heridos, la mayoría cristianos, a la salida de una iglesia copta tras la misa de Año Nuevo en Alejandría, segunda ciudad del país.

El 8 de marzo de ese año, 13 personas fueron asesinadas en enfrentamientos entre musulmanes y coptos en el barrio pobre de Moqatan en El Cairo, y dos meses más tarde, nuevos enfrentamientos interreligiosos dejaban 12 muertos coptos y más de 200 heridos en el barrio cariota de Imbaba, donde una iglesia fue atacada y otra incendiada.

El ascenso de un islam rigorista en el país ha agravado su sentimiento de marginalización, sobre todo desde la caída del presidente Hosni Mubarak el 11 de febrero de 2011, que se tradujo en la degradación de la seguridad y en un mayor protagonismo de los islamistas. Los coptos ortodoxos representan la gran mayoría de la comunidad cristiana de Egipto, en la que también hay católicos.