Decenas de jóvenes dicen haber recibido pinchazos en discotecas, bares o en festivales en Francia que les provocaron náuseas, vértigo o fuertes dolores, creando un clima de “psicosis”. El fenómeno es investigado por las autoridades.

Desde inicios de abril se han registrado unos 60 casos, según una fuente policial. Se abrieron investigaciones en Rennes y en Loire-Atlantique (oeste), en Hérault (sur), Isère, en Haute-Garonne, en Dordoña (suroeste).

Eloïse Cornut, esteticista de 21 años, dijo haber sentido “sudores fríos, náuseas, escalofríos y vértigos” una noche al regresar de un bar en Nantes (oeste), a mediados de abril. Al día siguiente, ya mejor, una de sus colegas le hizo notar en su brazo “un punto rojo rodeado de un azul de un centímetro de diámetro”, cuenta a la AFP.

“Me hicieron un análisis de sangre (…) Aún debo esperar cinco semanas para hacerme la prueba de VIH. Eso me estresa mucho”, dijo.

En Nantes, las autoridades saben de 45 hechos desde mediados de febrero. Ninguna prueba puso en evidencia la presencia de una droga u otras sustancias tóxicas, indicó el fiscal Renaud Gaudeul a la AFP, precisando que no se han detenido sospechosos. Los investigadores esperan resultados de análisis toxicológicos de casos en otras partes de Francia para ver si la sustancia administrada es la misma.

¿Jeringas o alfileres?

En Roanne (centro-este), una joven de 18 años que pidió el anonimato cuenta que un hombre le tocó un glúteo cuando entraba al baño de una discoteca. Al llegar a su casa se vio un hematoma alrededor de un punto rojo. La fiscalía de Roanne abrió una investigación por “violencia” y administración de una sustancia nociva con premeditación”, en tanto que médicos administraron a la joven tratamientos preventivos contra el VIH.

Las autoridades también iniciaron investigaciones tras denuncias de pinchazos en la apertura de la temporada de festivales de música en Printemps de Bourges. “No sabemos si se trata de jeringas o de alfileres por ejemplo”, dijo Agnès Bonjean, directora de gabinete del prefecto.

“Hay que hacerse pruebas”

“Fue muy doloroso”, según Noemi, de 23 años, tocada en un muslo a mediados de abril en un club de Béziers (sur). Trece quejas fueron interpuestas en Béziers, doce de ellos en la noche del 17 al 18 de abril, indicó el fiscal Raphaël Balland.

La fiscalía de París aseguró a la AFP que se abrieron seis investigaciones desde la semana pasada en la capital. El fenómeno no es nuevo en Europa: en Reino Unido, hubo en otoño pasado una ola de testimonios de estudiantes drogados sin su conocimiento con inyecciones en centros nocturnos.

Fred Bladou, encargado de misión de la Asociación Aides contra el VIH, recuerda que en caso recibir un pinchazo hay que hacerse pruebas de sangre.

El presidente de la rama nocturna del principal sindicato de hostelería y grastonomía, Thierry Fontaine, denunció un “juego malsano y perverso” de misteriosos agresores que crean una “psicosis” entre los jóvenes.

La práctica ya es ampliamente conocida en Reino Unido. Según una investigación de la BBC en 2019, la policía de Inglaterra y de Gales reportó 2.600 informes de manipulación de bebidas a las espaldas de las mujeres en un periodo de cuatro años. La preocupación de las autoridades es que los delincuentes ya no buscan verter las drogas en las bebidas, sino inyectarlas directamente en sus víctimas a través de pinchazos con agujas.

La policía de Nottinghamshire ha registrado 44 intentos de drogar a mujeres que salían de fiesta desde el 12 de septiembre de 2021, de los cuales 12 se hicieron a través de “pinchazos” con algo afilado. En Sheffield, Norwich y Canterbury se han presentado incidentes similares. Las mujeres que han dado testimonio de esta práctica dicen que en cuestión de minutos les cuesta ponerse de pie y pasan horas desorientadas.