Donald Trump alabó este lunes al líder húngaro Viktor Orban describiéndolo como un hombre duro, pero «respetado», durante un encuentro de ambos en la Casa Blanca, pese a las críticas por la visita de este político nacionalista y antiinmigración, que es acusado de socavar la democracia en su país.

El encuentro con Trump le ofrece al primer ministro euroescéptico una plataforma a menos de dos semanas del inicio de las elecciones europeas, en las que se espera que los partidos de extrema derecha tengan un papel destacado.

«Viktor Orban ha hecho un gran trabajo en muchos sentidos. Es muy respetado. Es respetado en toda Europa. Probablemente es un poco controversial, pero eso está bien. Está bien. Hizo un gran trabajo y garantiza la seguridad de su país», dijo Trump.

El político nacionalista antiinmigración húngaro dijo que ambos líderes iban a discutir cómo fortalecer su «alianza estratégica».

«Estoy orgulloso de estar junto al presidente de Estados Unidos en la lucha contra la inmigración ilegal, el terrorismo y por la protección de las comunidades cristianas», dijo Orban.

La línea dura – xenófoba para algunos – de Orban contra los refugiados y los «burócratas de Bruselas», lo ha distanciado incluso de sus antiguos aliados conservadores.

«Él es un hombre duro, pero es una persona respetada. Ha hecho lo correcto para mucha gente en materia de inmigración», dijo Trump.

Ese anuncio de la visita se produjo el mismo día en que el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, canceló repentinamente una visita a la canciller alemana, Angela Merkel, en Berlín para ir a Bagdad, en medio de crecientes tensiones con Irán.

Asimismo, desde que llegó a la Casa Blanca, Trump ha mostrado una inclinación a reunirse con líderes autoritarios como el presidente egipcio Abdel Fatah al Sisi y el turco Recep Tayyip Erdogan.

Orban, en el cargo desde 2010, elogió en septiembre a Trump como «un fenómeno, un ícono» entre los nacionalistas y aislacionistas, luego de que el mandatario republicano denunciara la visión «globalista» del mundo en un discurso ante la ONU.

Las relaciones se han estrechado desde la era Trump

Los lazos de Estados Unidos con Budapest eran fríos bajo el antecesor de Trump, Barack Obama, quien a menudo criticó a Orban por reprimir las libertades civiles y de prensa en Hungría.

Pero las relaciones se han estrechado desde entonces, ya que las campañas contra la inmigración de Orban en Europa se hacen eco de muchos de los argumentos esgrimidos por Trump para construir un muro en la frontera entre México y Estados Unidos y de sus intentos de impedir que los inmigrantes busquen asilo en su país.

Los críticos, sin embargo, creen que Orban no debería ser bienvenido en Washington.

«El primer ministro de Hungría no tiene cabida en la Oficina Oval», escribieron Rob Berschinski, de la organización Human Rights First, y Hal Brands, profesor de la Universidad Johns Hopkins, en una columna de opinión en The Washington Post.

«La visita es un grave error, no solo porque será vista como un respaldo a un líder que ha desmantelado exitosamente una democracia, sino también porque reafirmará una agenda que amenaza fundamentalmente la seguridad transatlántica», dijo.

Preocupan sobre todo los vínculos cada vez más estrechos entre Hungría, miembro de la OTAN, y Rusia. Pompeo incluso advirtió a Orban al respecto en una visita a Budapest en febrero.

En una carta, varios legisladores demócratas también pidieron a Trump que pospusiera la reunión hasta que Orban «devuelva a su país al camino de la democracia y el respeto por los derechos humanos».

En otra carta, un grupo de influyentes senadores demócratas y republicanos instaron al mandatario estadounidense a expresar su preocupación a Orban por la «erosión» de la democracia en Hungría.