Los atentados del 11S podrían haberse evitado si la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de EE.UU. no hubiese ignorado el sistema de vigilancia ideado por uno de sus exanalistas, William Binney. Es la tesis del documental «A Good American», de Friedrich Moser, presentado en el festival Documenta Madrid.
Pionero en el uso de metadatos para la investigación, Binney (DuBois, 1943) viajó a Madrid acompañado del director del filme. Experto en desencriptar códigos de comunicaciones desde los años 60, cuando trabajaba para el Ejército, descubrió los planes de la URSS de invadir Checoslovaquia, un mes antes de que se llevaran a cabo.
Binney defiende que el comportamiento humano es matemáticamente predecible, y en 1997, trabajando ya para la NSA, empezó a investigar en internet, convencido de que los terroristas utilizaban la red para comunicarse. Sólo cuatro años antes se había producido el primer ataque terrorista contra el World Trade Center, que dejó seis muertos y un millar de heridos.
Junto con un pequeño equipo desarrolló Thinthread, un programa «de vigilancia perfecta», que utilizaba metadatos, y que fue perfeccionado para «no invadir la privacidad de nadie», declara a Efe Moser.
Pero una combinación de «avaricia, arrogancia y falta de profesionalidad», según Binney, acabó con él.
La película, que se proyecta este jueves y viernes en Documenta Madrid, cuenta cómo estando Michael Hayden al mando de la agencia (1999-2005), Thinthread perdió terreno a favor de un nuevo proyecto llamado Trailblazer, que se desarrolló mediante contratos externos y cuya principal beneficiaria fue una empresa llamada SAIC, dirigida por miembros retirados de la NSA.
«Trailblazer nunca llegó a ser más que un powerpoint, no hubo ni un prototipo», subraya Binney. «El powerpoint más caro de la historia -precisa Moser-; costó 4.000 millones de dólares, según cifras oficiales, las no oficiales elevan la cifra a más de 7.000».
«No se trataba de progreso, sino de dinero. Y mientras tanto, ocurrieron los atentados de Madrid o Londres, sin que se tomara ninguna medida para mejorar», insiste Moser.
A Binney no le cabe ninguna duda de que los atentados contra las Torres Gemelas de septiembre de 2001 podrían haberse evitado. Cuenta que en enero de ese año envió una petición a sus superiores para aplicar Thinthread a un listado de sitios web sospechosos de terrorismo. La petición fue rechazada.
Un compañero de trabajo, Tom Drake -el primero que desveló la historia de Thinthread a la prensa- hizo la prueba a posteriori y los resultados fueron devastadores, según desvela el filme. Para entonces Binney ya había renunciado a su empleo, después de 30 años trabajando para la NSA.
«Para mí lo más chocante no es que ocurriera el 11S. Los fallos humanos ocurren«, dice el director. «Lo realmente duro es que los directivos de la agencia -la película da nombres y apellidos: Maureen Baginski- lo primero que pensaran fuera cómo enriquecerse con la tragedia», sostiene.
Binney ha sufrido desde entonces la persecución del Departamento de Justicia de Estados Unidos, que ha emprendido hasta tres procesos en su contra con «pruebas fabricadas», dice el matemático, la última en 2009. «Pero tenía tantas pruebas contra ellos que finalmente desistieron», asegura.
Le gustaría que los responsables de esta mala gestión respondieran algún día ante la justicia, pero no tiene demasiadas esperanzas.
«Eso sería lo correcto, pero tendría que incluir a Bush, a Obama y a sus vicepresidentes, a los comités de inteligencia y directivos de la NSA, la CIA y el FBI de ambas administraciones. Todos están implicados. Se encubren unos a otros«, dice.