El ministro de exteriores del Reino Unido, Boris Johnson, aseguró este miércoles que existen “fuertes” evidencias de que el gobierno ruso fue el culpable del ataque a un convoy de 18 camiones con ayuda humanitaria en las afueras de Alepo. El ataque, ocurrido el lunes, dejó 20 muertos y decenas de heridos. Johnson dijo: “Hay sólo dos posibles culpables, sólo dos fuerzas capaces de haber cometido ese bombardeo, volando en esa área: los rusos y los sirios. Tenemos dudas sobre la capacidad siria para volar de noche, de modo que nos deja con una conclusión muy fuerte”.

Johnson es el primer político de alto nivel que señala a Rusia por este ataque, tras declaraciones similares de un grupo de oficiales de defensa de EE.UU. pocas horas después del bombardeo. Los camiones iban camino de Urm Al-Kubra, una zona rural al oeste de Alepo. Según imágenes recogidas por organizaciones en la zona, la explosión formó una conflagración general que no pudo haber sido provocada más que por bombas. La región de Alepo es dominada, sobre todo, por fuerzas rebeldes al gobierno de Bashar Al Asad, que están siendo atacadas por el gobierno sirio, apoyado por la fuerza militar de Rusia.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos aseguró que el bombardeo fue ejecutado con barriles bomba, un arma utilizada de manera común por el gobierno sirio. El ministro ruso de exteriores, Sergei Lavrov, dijo que la fuerza siria no era capaz de llevar un ataque de ese tipo. Su hipótesis es que la conflagración se generó por un ataque armado de los rebeldes. Oficiales de defensa en Europa y Estados Unidos han señalado, sin embargo, que el ataque es el producto de un ataque continuo y aéreo, una descripción que no se corresponde con el armamento que posee Siria, pero sí con el ruso.

Siria viene de una tregua de una semana que, apenas terminó, reabrió los combates con este ataque. Lavrov, aunque negó que el ataque fuera responsabilidad rusa, se ha mostrado en las últimas horas más dubitativo. El ministro de exteriores aseguró que apoyaría una investigación al respecto e insistió en que la tregua se reanude en el país para que los civiles sitiados puedan recibir alimentos y medicinas.

En la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York, donde están reunidas las delegaciones de los países asociados a la organización, Lavrov encontró en John Kerry, el secretario de Estado de EE.UU., un contradictor: “Escuchando a mi colega de Rusia, sentí que vivía en un universo paralelo. (Las atrocidades significan) que no podemos hacer negocios como de ordinario. No podemos sólo salir de esta habitación y decir que volvemos a un cese al fuego que todos saben que no funciona. ¿Se supone que tenemos que sentarnos a la mesa y hablar felizmente con un gobierno que hace estas cosas?”

Los convoyes de ayuda humanitaria y los hospitales han sido objetivos comunes durante el conflicto en Siria, que ya cumple cinco años y suma más de 300.000 muertos.