Brasil ganó los Juegos. Esa fue la sensación que quedó en el último fin de semana de los Olímpicos de Río 2016, pasado por agua, frío y mucha nostalgia. El título en el torneo de fútbol masculino fue la cereza en el pastel para los anfitriones, que cumplieron con creces con el compromiso de realizar las justas.

Aunque había muchas dudas por la capacidad organizativa del gigante de la región, sumido en una profunda crisis política, económica y social, sus Olímpicos, los primeros en Suramérica, fueron un éxito absoluto.

Escenarios de primer nivel, cumplimiento en horarios, facilidades logísticas y un espectacular ambiente en los cinco grandes complejos deportivos (Parque Olímpico de Barra Tijuca, Copacabana, Maracaná, Deodoro y Estadio Olímpico) fueron las claves para que no se presentaran inconvenientes con los 490 mil espectadores que tuvieron las justas como promedio diario.

A esta ciudad maravillosa, privilegiada con sus preciosos paisajes, le queda un enorme legado, más allá de las instalaciones deportivas. Durante los últimos siete años modernizó su sistema de transporte público, con la extensión de 16 kilómetros de la línea de metro y 46 nuevas estaciones del BRT, una especie de Transmilenio. También se remodelaron autopistas y parques, e incluso varios edificios del centro histórico, que se les alquilaron a diferentes países para que los usaran como sede de misión y oficina de promoción y cultura.

En el aspecto puramente deportivo también serán unos Juegos Olímpicos inolvidables. Estados Unidos confirmó su dominio y ganó más medallas que nunca fuera de su casa. En total conquistó 121 preseas: 46 de oro, 37 de plata y 38 de bronce. Mientras Gran Bretaña: 27 de oro, 23 de plata y 17 de bronce, le quitó el segundo lugar a China: 26-18-26- y comenzó a cosechar todo lo que sembró en el ciclo olímpico pasado.

En la tabla de medallería de estos Juegos Olímpicos de Río de Janeiro aparecieron 87 de los 205 países participantes, además de un equipo de atletas independientes y otro de refugiados, que compitieron con la bandera del Comité Olímpico Internacional. Unos 487 de los 11.303 deportistas acreditados estuvieron en los Olímpicos de la Juventud y 60 fueron medallistas (14 de oro), lo que les da valor a los procesos en las categorías menores.

Brasil, generoso anfitrión, estuvo por debajo de las expectativas de podios, pero con el dramático triunfo por penaltis sobre la selección de Alemania en el torneo de fútbol, el único título que le faltaba en sus vitrinas, compensó todo. Los verdeamarillos siguen siendo grandes protagonistas en los deportes de conjunto.

Individualmente la gran estrella fue nuevamente el nadador estadounidense Michael Phelps, quien ganó cinco pruebas y quedó segundo en una más. Completó un impresionante e inigualable palmarés de 23 oros, tres platas y dos bronces, lo que lo convierte, sin duda alguna, en el mejor deportista olímpico de todos los tiempos.

No menos impresionantes, al menos este año, fueron las hazañas de sus compatriotas Katie Ledecky y Simone Biles. La primera, nadadora ganadora de cuatro oros y una plata. La segunda, gimnasta, considerada como la más completa e innovadora de la historia, por encima incluso de la legendaria Nadia Comaneci.

Otra nadadora, la húngara Katinka Hosszu, quien impuso dos récords mundiales, y el pistero británico Jason Kenny también brillaron con luz propia.

Párrafo aparte merecen Usain Bolt y Mo Farah. El jamaiquino, el más rápido de la historia, se impuso con humillante facilidad en los 100 metros, los 200 y el relevo de 4×100. Es el único atleta en ganar esas pruebas en tres ediciones consecutivas. Es una superestrella y se comporta como tal. Fue la gran atracción durante este mes en Río. Y Farah, rey de los 5.000 y los 10.000 metros, ratificó su dominio al completar cuatro dobletes, dos en Olímpicos y dos en mundiales.

Este domingo en la noche, en una espectacular y colorida ceremonia, Brasil y Río despidieron sus Juegos Olímpicos a punta de samba y carnaval.

Ni la lluvia pudo impedir la fiesta en el estadio Maracaná, que se trasladó después a las playas de Copacabana e Ipanema, en las que millones de cariocas celebraron el que podría ser su mayor éxito deportivo: haberle cumplido al mundo con unas justas espectaculares.

Se vienen los Juegos de Tokio 2020, para los que Japón asegura estar ya preparado. Serán, sin duda, unas justas menos folclóricas y probablemente más competitivas. Los nipones fueron sextos en Río y van a intentar ascender hasta el podio, mientras que China, mediolocal, buscará darle la pelea a Estados Unidos, el país con mayor tradición y cultura olímpica, como siempre lo ratifica.