El sur de Pakistán se prepara para nuevas inundaciones debido a las crecidas de los cauces tras las lluvias monzónicas, que ya han dejado más de un millar de muertos en todo el país.

El Indo, el río que atraviesa la provincia de Sind en el sur, no deja de crecer alimentado por decenas de riachuelos y torrentes desbordados por las fuertes lluvias y el deshielo de los glaciares.

Las compuertas de una importante represa se han abierto para hacer frente a un caudal de más de 600.000 m3 por segundo, indicó un responsable del embalse, cerca de la ciudad de Sukkur, en la provincia de Sind, donde viven unas 500.000 personas.

Las autoridades han advertido que los torrentes de agua llegarán a esta provincia del sur en los próximos días, lo que empeorará la situación de millones de personas ya afectadas por las inundaciones.

El primer ministro Shehbaz Sharif, que ha anulado un viaje a Gran Bretaña para dedicarse a supervisar las operaciones de rescate, dijo no haber visto nunca algo parecido

“Ha habido pueblos aniquilados y millones de casas devastadas. Hay una enorme destrucción” dijo tras sobrevolar Sind en helicóptero.

Lluvias en Pakistán: ¿culpa del cambio climático?

La temporada de lluvias monzónicas es importante para el riego de los cultivos y reponer los lagos y presas en todo el subcontinente indio, pero cada año también trae consigo una ola de destrucción.

Los responsables paquistaníes atribuyen estos fenómenos extremos al cambio climático y aseguran que el país sufre las consecuencias de las prácticas medioambientales irresponsables de otras partes del mundo.

Según el último balance de la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres (NDMA), publicado el domingo, 1.033 personas perecieron por las lluvias torrenciales desde junio, 119 de ellas en las últimas 24 horas.

Más de 33 millones de personas –uno de cada siete paquistaníes– se vieron afectadas por las lluvias de este año y cerca de un millón de casas quedaron destruidas o seriamente dañadas, según el gobierno.

En la provincia de Sind, decenas de miles de habitantes en zonas rurales se refugiaron en carreteras elevadas o en las vías del tren.

Cerca de Sukkur, se instalaron tiendas de campaña para acoger a los siniestrados, que no dejaban de llegar en barcos con las pocas pertenencias que podían cargar.

“El agua del río empezó a subir desde ayer, inundando todos los pueblos y obligándonos a huir”, declaró a la AFP Wakeel Ahmed, un obrero de 22 años.

En el norte de Pakistán, miles de personas que viven cerca de ríos recibieron la orden el sábado de evacuar la zona. Helicópteros y equipos de rescate seguían sacando el domingo a los vecinos que todavía permanecían en el lugar.

“Tuvimos que socorrer a niños y mujeres”, dijo desde el valle de Swat un socorrista, Umar Rafiq, a la AFP.

En esta zona turística, conocida por sus escarpadas montañas, muchos ríos se desbordaron y arrasaron decenas de edificios, entre ellos un hotel de 150 habitaciones.

El propietario de una pensión, Nasir Khan, ya afectado por las inundaciones de 2010, dijo que lo había perdido todo. “La parte del edificio que se salvó hace 12 años quedó sumergida entre las aguas”, explicó a AFP.

Estas lluvias monzónicas -que se producen cada año entre junio y septiembre- son comparables a las de 2010, en las que murieron unas 2.000 personas y dejaron casi una quinta parte del país anegado, según las autoridades.

El monzón es esencial para el riego de las plantaciones y la reposición de los recursos hídricos del subcontinente indio. Pero también aporta su lote de dramas y destrucciones.

El viernes, el gobierno decretó el estado de emergencia y movilizó al ejército para hacer frente a esta “catástrofe de magnitud inédita”, en palabras de la ministra del Cambio Climático, Sherry Rehman.

Pakistán es especialmente vulnerable al cambio climático. Figura en la octava posición de los países más amenazados por los fenómenos meteorológicos extremos, según un estudio de la oenegé Germanwatch.

Estas inundaciones tienen lugar en un contexto muy complicado para el país, cuya economía está por los suelos y atraviesa una profunda crisis política, después de que el anterior primer ministro, Imran Khan, fue derrocado en abril por una moción de censura en el Parlamento.