Una clínica de Graz, en el sur de Austria, fue condenado a pagar 30.000 euros de daños y perjuicios a unos padres y a su hija tras descubrir que había sido cambiada por otro bebé hace 26 años.

En 2014 la joven se hizo un análisis de sangre y descubrió que su grupo sanguíneo no correspondía con el de sus documentos de nacimiento. Las pruebas médicas y de ADN confirmaron luego que no era la hija genética de su madre.

La clínica universitaria de Graz, donde nació la niña, lanzó entonces un llamamiento a las mujeres que dieron a luz a una niña entre el 15 de octubre y el 20 de noviembre de 1990 —unas 200 según sus cálculos— para que se hicieran un test de ADN.

Pero los tests no lograron identificar a la verdadera madre de la joven. La justicia consideró que el intercambio de bebés ocurrió en las primeras horas de vida, algo que la clínica niega.