Tres días después de las elecciones parlamentarias en Francia, el panorama sigue complicado para el presidente Emmanuel Macron, quien continuó el miércoles las consultas con la oposición y con sus aliados para buscar un posible gobierno de unidad nacional. Tras la derrota de su partido en las legislativas, el mandatario enfrenta un estancamiento político que amenaza con frenar su proyecto reformista.

“Tendremos que alcanzar compromisos (…), pero hacerlo en total transparencia, a cielo abierto, por así decirlo, con una voluntad de unión y de acción por la nación”, dijo el presidente en un corto mensaje televisivo con el que rompió su silencio.

Macron reconoció la existencia de “fracturas”, que obligan al conjunto de los grupos políticos a “aprender a gobernar y legislar de una manera diferente”. Entre los temas a tratar, mencionó “el poder adquisitivo”, el “clima” y el “pleno empleo”. El mandatario centrista excluyó, sin embargo, la formación de un gobierno de unión nacional, tras realizar consultas el martes con los dirigentes de las formaciones representadas en el Parlamento.

Las consultas se multiplican antes de que el jefe de Estado entre en una serie de compromisos internacionales a partir del jueves que incluyen un Consejo Europeo, una reunión del G7 y una cumbre de la OTAN.

El miércoles, Macron recibió al líder ecologista Julien Bayou y a la dirigente de la formación de izquierda Francia Insumisa, Mathilde Panot. También se entrevistó con su aliado y exprimer ministro, Edouard Philippe, que encabeza el partido Horizons. El martes, Macron ya había recibido a varios otros jefes de partidos de la mayoría y de oposición para “identificar soluciones constructivas” para salir del estancamiento político, explicó la presidencia.

La coalición de Macron ¡Juntos! obtuvo 245 de los 577 escaños de la Asamblea Nacional (cámara baja), es decir, le faltan 44 escaños para llegar a la mayoría absoluta. El resto del hemiciclo se reparte principalmente entre la alianza de izquierda Nupes, que tiene cerca de 150 escaños, la extrema derecha que ostenta 89 y la derecha tradicional con 61 legisladores.

Esto supone una cuadratura del círculo para un presidente criticado por la oposición de ejercer el poder de forma vertical durante las múltiples crisis que atravesó el país, incluyendo el movimiento de protesta de los “Chalecos amarillos”.

El presidente de la Cámara Alta del Parlamento, Gérard Larcher, perteneciente al Partido de Derecha Los Republicanos, pidió al presidente “un cambio profundo de actitud”, en una entrevista al diario Le Parisien.

¿Gobierno de unidad en Francia?

El líder de los comunistas, Fabien Roussel, a la salida de su encuentro con el presidente, indicó que Macron “contemplaba” la formación de un “gobierno de unidad nacional”.

Interrogada por AFP, la diputada de extrema derecha Marine Le Pen, a quien Macron derrotó en las elecciones presidenciales en abril, también indicó que el jefe de Estado mencionó esta posibilidad. Pero el miércoles por la mañana parecía poco plausible este escenario.

Le Pen estimó que “la situación no lo justifica”, mientras que el secretario general de Los Republicanos, Aurélien Pradié, rechazó la idea por considerarla como un “matrimonio forzado”.

A la espera de una solución, Macron no aceptó el martes la dimisión que le presentó la primera ministra, Elisabeth Borne, en un contexto de pérdida del poder adquisitivo por la inflación y tensiones internacionales por el conflicto.

“Los tiempos exigen un primer ministro o primera ministra que sea político, no hay un sentir de que sea la técnica quien gobierne el país”, declaró el miércoles François Bayrou, político de centro aliado de Macron.