Pareciera que el presidente mexicano Enrique Peña Nieto no tuviera suficientes problemas. Que los desaparecidos de Ayotzinapa, las protestas de profesores contra la Reforma Educativa o el cartel Jalisco Nueva Generación fueran algo menor para él y, por ello, se viera en la necesidad de crearse problemas. Y es que el más reciente dolor de cabeza para el primer mandatario ha sido por cuenta de una reunión, a la que nadie lo obligó a asistir, con el candidato a la Presidencia de los Estados Unidos por el Partido Republicano, Donald Trump.

Primero fueron las críticas que recibió por haberse reunido con Trump, un candidato que se ha dedicado, entre otras, a satanizar a los migrantes mexicanos y ha dicho que, de ser elegido presidente, va a construir un muro entre Estados Unidos y México que, dice, va a ser pagado por México. A Peña Nieto le llovieron los cuestionamientos y las burlas; se «dejó chamaquear», dijo el expresidente Vicente Fox al respecto. El primer mandatario, como para no quedar tan mal, dijo que durante el encuentro le había dicho a Trump que no México no iba a financiar el mentado muro.

Y, como todo lo que empieza mal, puede ser peor, sus palabras molestaron a Trump y este respondió diciendo que Peña Nieto mentía y que antes de la reunión se había acordado no hablar sobre el muro. «Teníamos reglas y eso está bien. Ellos conocen mi posición y yo conozco la suya. Vamos a ver quién gana al final. Ganaremos nosotros, 100 %, y ellos pagarán el muro», le dijo Trump a ABC. Luego, durante un evento en Arizona, ratificó todas y cada una de sus cuestionadas propuestas en materia de inmigración, como si la reunión con Peña Nieto no hubiera hecho nada distinto a alentarlo a seguir por el mismo camino.

La rival de Trump, la demócrata Hillary Clinton, respondió de inmediato: «Hay un viejo refrán mexicano que dice ‘Dime con quién andas y te diré quién eres.’ Nosotros sabemos quién es Trump», sostuvo Clinton, a través de su cuenta de Twitter.  Y, luego, en una entrevista con un medio de su país, le dijo que no a la invitación de Peña Nieto a reunirse con él. Pero la mala racha apenas empezaba para el dirigente priísta. Hoy, el secretario de Hacienda de México y promotor del encuentro entre Peña Nieto y Trump, Luis Videgaray, renunció a su cargo.

Lo mismo hicieron el subsecretario, Fernando Aportela, y el encargado del Servicio de Administración Tributaria, Aristóteles Núñez Sánchez. Por su parte, por los lados de la oposición piden la renuncia de la canciller, Claudia Ruiz Massieu, a quien no se le informó de la reunión. Peña Nieto ha dicho que «no decidí llegar a la Presidencia de la República para buscar en todo momento y a toda costa mantenerme en altos índices de popularidad; decidí llegar para emprender una transformación de México”. Qué bueno, porque su popularidad asciende, apenas, al 27%.