Las expresiones de júbilo y alegría fueron irreprimibles este jueves en el estadio Azadi de Teherán, capital de Irán; y no precisamente por la victoria de la selección nacional de fútbol en su partido contra el conjunto de Camboya. Tras casi cuatro décadas de restricciones, las mujeres iraníes pudieron ingresar al estadio para presenciar un juego de su país, pues una ley islámica establecida en 1981 les prohibía hacerlo hasta hace poco. Cerca de 4600 fanáticas ocuparon las gradas para presenciar tanto el triunfo de su equipo por goleada como un logro para los derechos de las mujeres en el país.

Las restricciones contra las mujeres han sido abundantes y constantes en los últimos 40 años. En el ámbito deportivo, se autorizó de forma excepcional el ingreso de un pequeño número de fanáticas a un juego entre la selección nacional y la de Bahréin en 2005. También en 2018 se permitió el ingreso de cientos de mujeres a un amistoso entre Irán y la selección de Bolivia, pero un día después del encuentro el fiscal general del país advirtió que esto no podría ocurrir de nuevo porque “llevaría al pecado”.

“Este es un momento enormemente histórico para el fútbol iraní, pero también para las mujeres iraníes que protestaron ante [el riesgo de] ser atrapadas y casi seguramente enviadas a la prisión de Evin, la famosa prisión para prisioneros políticos en Teherán”, aseguró el autor y escritor británico James Montague a la cadena CNN. “Estuve en Teherán el año pasado cuando 30 mujeres fueron arrestadas fuera del estadio y Gianni Infantino (presidente de la FIFA) estaba en el estadio para ver el derby de Teherán cuando eso sucedió”, agregó.

La insistencia de la Federación Internacional de Fútbol Asociación para que el gobierno iraní permitiera la venta de boletería a mujeres y su ingreso al estadio ayudó para que se cambiara la antigua ley islámica. El artículo 4 de sus estatutos establece que la discriminación contra la mujer está estrictamente prohibida y se castiga con la suspensión o expulsión del miembro de la FIFA. Sin embargo, la verdadera revolución fue producto de Sahar Jodayari, bautizada como la “chica azul”, quien a sus 29 años se inmoló en público al saber que podía ser condenada a prisión por intentar ingresar a un estadio, disfrazada de hombre, para presenciar un partido de fútbol. El mismo estadio donde hoy miles de mujeres pudieron acceder con cierta libertad.

“Estoy emocionada de poder asistir a un partido en el estadio Azadi, sin tener que preocuparme por sus consecuencias”, declara Parisa, una joven estudiante iraní al diario El País de España.

Las primeras fanáticas en ingresar a las tribunas no pudieron contener las lágrimas. Supervisadas por las autoridades, las mujeres llegaron temprano usando camisetas, banderas, sombres y distintivos de su país para alentar a su equipo. El partido marchaba 9 a 0 en la primera hora y terminó con un resultado de 14 goles a favor para los locales y 0 para los visitantes. Aún quedan muchas cosas por cambiar en el país respecto a los derechos de las mujeres. De hecho, no muchos están convencidos de que esta particular situación cambie las condiciones en la nación, aunque esta es mínima victoria es un éxito para los movimientos de igualdad de género en la nación. Pese al momento vivido el jueves, aún se desconoce si la Federación de Fútbol de Irán implementará la medida en el torneo local, pues muchos críticos del sistema iraní señalan a que los dirigentes solo adoptaron el ingreso de mujeres al estadio para protegerse de las eventuales sanciones que podría dictar la FIFA.