Los gobiernos israelí y palestino están desbordados por una ola de violencia cuya procedencia son incapaces de ubicar, y que se mueve sola y de forma aparentemente espontánea a través de las redes sociales.

La actual espiral violenta, que en lo que va de mes ha costado la vida a 30 palestinos -11 de ellos supuestos atacantes que acuchillaron o intentaron acuchillar a judíos- y siete israelíes, da la impresión de que ha desbordado a los dirigentes de las dos comunidades.

Según medios israelíes, alrededor del 80 por ciento de los palestinos que han perpetrado 22 apuñalamientos contra israelíes en los últimos 13 días proceden de Jerusalén Este, lo que ha llevado al Gobierno a autorizar a la Policía a «cerrar o rodear centros de fricción o incitación» en esa ciudad, donde el alcalde, Nir Barkat, ha pedido a la población con licencia que salga armada a las calles.

Esta sensación de inquietud también la reflejan algunos diputados israelíes de la oposición, como Ksenia Svetlova, del Campo Sionista, quien en un encuentro con periodistas europeos de visita en Israel, manifestó que «hay un vacío en la esfera política que impide alcanzar una solución» al conflicto con los palestinos, del que la actual escalada constituye una nueva vuelta de tuerca.

A juicio de Svetlova esta nueva crisis y los incidentes que de ella se derivan «tiene su origen en los planteamientos» del movimiento islamista palestino Hamás, si bien precisó que este grupo «no tiene ninguna implicación directa» en los sucesos, a los que por otra parte si manifestó recientemente su «bendición.»

Según Svetlova, y en ello coincide con otros analistas de Israel, las redes sociales se han convertido en la plataforma desde la que se canalizan los ataques contra israelíes.

Los individuos que cometen esos actos «se mueven en las redes sociales, sobre todo en facebook», lo cual les convierte en «muy peligrosos», dada su capacidad de mimetizarse con en el entorno, indicó.

«Si alguien dice en las redes sociales que ‘Al Aqsa está en peligro’, de inmediato el mensaje llega al resto del mundo árabe y musulmán» y se extiende de manera incontrolable, afirmó la diputada opositora israelí.

Para hacerse una idea del desconcierto generado por estos actos en apariencia improvisados, algunos dirigentes palestinos han manifestado, si no una «bendición» al estilo de Hamás, sí al menos una cierta «comprensión» o justificación.

Los jóvenes que están impulsando esta oleada de protestas y ataques contra israelíes «han crecido en el desencanto» y «nadie cree ya hoy en día» en los Acuerdos de Oslo, suscritos en 1993 entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), dijo a Efe el diputado palestino Mustafá Barghuti.

En parecidos términos se manifestó el secretario general de la OLP y todavía negociador jefe palestino, Saeb Erekat, quien manifestó en la ciudad cisjordana de Ramala que «las políticas mantenidas por Israel han acabado con la esperanza».

En cierto modo, ambos políticos palestinos coincidieron con la diputada del Campo Sionista, quien se mostró muy crítica con el gobierno del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de quien estimó que «da prioridad a los asentamientos por encima de otros asuntos de orden socioeconómico que son los que interesan a la gente.»

«Por cada ataque terrorista, este gobierno se empeña en construir o ampliar un asentamiento», recalcó.

Por su parte, el diputado del partido derechista Likud (el principal de la coalición de gobierno israelí) Benny Begin calificó de «mentiras» los mensajes vertidos en la redes sociales acerca del «peligro» en el que podría encontrarse la Explanada de las Mezquitas o Monte del Templo, según la terminología judía.

Begin culpó a la OLP de haber llevado a cabo una política que ha favorecido la difusión y la incidencia de esos mensajes.

«La televisión oficial de la OLP, e incluso en programas para niños, habla de que Al Aqsa está en peligro. Esa consigna, obviamente, cala hondo en la población», aseguró.

«Hay un ambiente muy claro, que no solo propicia Hamás, sino también la OLP, cuyo planteamiento básico consiste en que los judíos no tienen derecho a la soberanía en ninguna parte de Palestina», ni siquiera en el propio Estado de Israel, al que, con ese argumento, se le niega (o discute) su derecho a la existencia, indicó Begin.

El diputado derechista refirió la anécdota de los concursos de preguntas y respuestas que emite la televisión oficial palestina.

«Cuando al concursante se le pregunta que cite los puertos de Palestina, este comienza por ‘Gaza’ y prosigue con Ashdod, Haifa… y así hasta Acre», estos últimos israelíes, puso de ejemplo Begin.

«Sin embargo, la respuesta se da por buena y el concursante recibe grandes parabienes y ovaciones del público asistente», afirmó.