El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cumplió con su amenaza: revertir la decisión de su predecesor, Barack Obama, de acogerse a la Convención de Ottawa, que prohíbe el uso, almacenamiento, producción y venta de minas antipersona, excepto en la península coreana. Este viernes la Casa Blanca anunció que se levantó la prohibición dicha prohibición, vigente desde 2014, permitiendo la utilización de una nueva generación de estos dispositivos para no dejar en «desventaja» a las fuerzas estadounidenses.

«Esta política autorizará a los comandantes a emplear, en circunstancias excepcionales, minas antipersonales avanzadas y no permanentes diseñadas específicamente para reducir el daño no intencionado a los civiles y las fuerzas asociadas», dijo la Casa Blanca en un comunicado. «El presidente no está dispuesto a aceptar este riesgo para nuestras tropas», agregó.

De acuerdo con el Pentágono, El Pentágono estaría a favor de esta nueva política que solo autorizaría minas antipersona que se autodestruyen en 30 días si no se activan antes, de acuerdo con la prensa estadounidense. El sitio de información Vox cita un documento del Departamento de Estado en el que permite a sus diplomáticos explicar esta decisión a los aliados de Washington. 

Trump revocó así la decisión de su predecesor Barack Obama de cumplir parcialmente con el Tratado de Prohibición de Minas Antipersonales de Ottawa de 1997, que ha sido ratificado por 164 estados en todo el mundo y que prohíbe el uso, almacenamiento, producción o transferencia de estos dispositivos que se entierran y explotan al pisarlos.

Estados Unidos no es signatario de esta convención y no ha usado este tipo de minas desde 1991 con una excepción: en Afganistán en 2002.  Pero Obama había decidido atenderla de manera significativa al prohibir el uso de minas antipersonales, excepto en la península de Corea, donde el ejército de Estados Unidos se reservó el derecho de colocarlas. 

El jefe del Pentágono, Mark Esper, saludó la nueva política. «Las minas antipersonales son una herramienta importante que nuestras fuerzas deben tener a su disposición para garantizar el éxito de su misión», dijo a periodistas. Se supone que las nuevas minas «avanzadas» que los militares estadounidenses pueden usar ahora se autodestruyen si no se activan después de un cierto período de tiempo, o pueden destruirse a distancia.

Indignación

Las minas antipersonales generalmente continúan matando y mutilando hasta mucho después del final de un conflicto. En general, la explosión de una mina mata, hiere o mutila a una o más personas, a menudo niños, y causa consecuencias de por vida para los sobrevivientes y sus familias.  La nueva política estadounidense, cuyo anuncio se esperaba, despertó inmediatamente indignación. 

«El anuncio de Trump sobre las minas antipersonales es una sentencia de muerte para los civiles», dijo Anne Hery, directora de la asociación Handicap International, premio Nobel de la Paz por su lucha contra las minas antipersonales.  «La idea de que las llamadas minas terrestres ‘inteligentes’ serán más seguras que las antiguas es absurda», agregó. 

«¿Quién le explicará a la madre de una niña víctima que 20 días no fueron suficientes antes de jugar al fútbol en una granja vacía? ¡La única mina segura es la que no se produce!», enfatizó. Para Arms Control Association, el principal grupo estadounidense de lobby contra las armas, la nueva política es un «error peligroso». 

«El mundo ha rechazado las minas antipersonales porque no discriminan y hieren de manera desproporcionada a los civiles, que representan la gran mayoría de sus víctimas», dijo Jeff Abramson, miembro de esta organización.  Según Handicap International, la Convención de Ottawa ha reducido el número anual de víctimas de minas antipersonales: de 30.000 por año a principios de la década de 1990 a 3.330 en 2013. 

Pero desde 2014, el uso de minas ha crecido con el aumento de los ataques de los grupos yihadistas.  Al menos 7.200 personas fueron asesinadas o heridas por estas armas en 2017. 

«El mundo ha pasado la página de las minas antipersonales», dijo Abramson. «Estados Unidos debería hacer lo mismo».  Entre los países que no han firmado la Convención sobre la prohibición de minas antipersonales figuran Rusia, China, India y Pakistán.