Las rimas de Apache no son más que su propia vida, las de su país. Las historias de las Minas City, como denomina al municipio en que creció en Caracas, Las Minas de Baruta, donde desde muy joven se adentró en los beats del hip hop, no como cantante sino en un comienzo como b-boy, como bailarín.

Creció en medio de vallenatos, salsa, champeta y una cultura muy espiritual con incidencia yoruba. Veía películas del Viejo Oeste y el Llanero Solitario, de ahí su nombre, Apache, y creció con una influencia fuerte del mar, uno de los principales movimientos que resaltan en sus canciones.

Primero fue el baile. Entre los marcados ritmos que llevan el paso en el rap se dio a conocer como b-boy, pero pronto comenzó a ser más común dentro de sus círculos el freestyle, las improvisaciones musicales, y ahí fue edificando su nombre en el arte sonoro.

Su carrera musical se inició formalmente en 2003, cuando entró a hacer parte de Cuarto Poder, un grupo caraqueño conformado por César Velásquez (Cotur), Luis Chirinos (Rojo), Carlos Carrillo (Psycho), Larry Rada (Apache), Miguel Cerda (Mkc) y Edgard Silva (Guarisley), quienes representaban los cuatro elementos del hip hop (grafiti, MC, breakdance y DJ).

La banda logró un reconocimiento nacional desde su primer disco, La Real Academia del Flow. La producción fue una combinación de sonidos centroamericanos con los beats tradicionales del hip hop, en una mezcla de letras que abordaban temáticas como la belleza de la mujer venezolana y el carácter que forja al caraqueño.

En los siguientes cinco años vinieron cuatro trabajos más y en ese tiempo el volumen subió gracias a la canción Arenita playita, la insignia de Cuarto Poder. En resumen, el estilo que simbolizó su trabajo fue el sonido caribeño que influenció a sus integrantes y también se estableció en el recuerdo de una novela, Los declaro marido y mujer, en la que la canción terminó siendo su tema principal.

Mientras Apache viajaba por el país con Cuarto Poder, lanzó en 2008 su primer disco como solista. Desde esta producción sus temáticas fueron claras: quería hablar de él, de sus vivencias, de su lugar de origen.

El grupo terminó disolviéndose, por lo que cobró mayor relevancia su carrera como solista y su aparición en el escenario latinoamericano del hip hop.

Su ascenso fue de la mano de Canserbero, uno de sus grandes aliados y amigos de la escena, junto a quien hizo el disco Apa y Can. Apache lo recuerda musicalmente como su complemento. “Yo lo guié por la parte espiritual y él hacía la parte intelectual. Eso como que abarcó nuestro terreno y no permitimos la entrada a nadie”, asegura.

En cuanto a lo personal, también fue su complemento. “Un chamo disciplinado, con sentido del humor, inteligente y sabio”, dijo en su momento.

Tras la extraña muerte de Canserbero, en 2015, cientos de especulaciones rodearon su partida: un suicidio, un asesinato premeditado, exceso de drogas y demás teorías que salpicaron a Apache. Pronto, desde distintos frentes lo acusaron de aprovecharse de la muerte del reconocido rapero para lucrarse de su música.

Y la respuesta fue música. Así apareció En defensa propia, la explicación de cómo engañaron al padre de Canserbero para que cediera los derechos de sus canciones. “Ni tu parte misma ni tracanuela podrán dejar secuela o apagar esta candela aunque te duela en representación de la sabia escuela te habla Apache, A.K.A, el Rap de Venezuela”, dice allí.

Ahora o nunca

Los últimos dos discos de Apache han sido una reinvención. Aunque siempre se ha destacado por hablar de su vida, del amor, de la espiritualidad que lo ha rodeado y de demás cosas que puedan influenciar a Las Minas City, ahora sus letras son la consecuencia de una reflexión que gira en torno de la realidad que vive Venezuela, mientras sus bases musicales vuelven en cierto modo a lo que fue Cuarto Poder, pero no sólo experimenta con sonidos caribeños sino además con propuestas como el reggae y el pop.

En 2014 lanzó Original Combination, un disco que dejó como de libre descarga en internet y en el que decidió hacer música con nuevos sonidos y más gente. Conserva las bases del hip hop en canciones como Subiendo la dosis, que hizo junto al también rapero venezolano Lil Supa, y experimenta con grandes del reggae como Morodo o Kafu Banton en Ella maneja puro style y Compromiso, respectivamente.

Fue, en definitiva, el comienzo de una seguidilla de colaboraciones que se han destacado en los últimos dos años. Desde una versión especial de Únicamente tú junto a Chino Miranda hasta High, una movida canción caribeña que realizó en compañía de Rawayana.

Todo, como preámbulo de su más reciente trabajo Ahora o nunca, es en principio una canción en la que cuestiona el papel de cada venezolano ante la creciente oleada de violencia en las calles de su país, y en conclusión es un trabajo en el que nuevamente se destacan las colaboraciones, en especial un grito de basta y de esperanza a quienes continúan viviendo la crisis en el vecino país.

Este sábado, junto a Mcklopedia, Akapellah, Lil Supa y Gona, entre otros, Apache es uno de los músicos más reconocidos de la escena del hip hop venezolano, de los pocos que aún se mantienen en el país y de los que han dado un mensaje con mayor claridad sobre la necesidad de unirse como país, de seguir luchando antes que rendirse, de actuar Ahora o nunca.

La final de la Batalla de Gallos

Este sábado, en el centro de eventos Royal Center, en Bogotá, se lleva a cabo la final de la Red Bull Batalla de los Gallos, en la que se escogerá al mejor “freestylist” (improvisador) del país, quien participará en la final internacional en Ciudad de México contra doce competidores latinoamericanos.

Además de la batalla se contará con la participación especial de Rat Race, de Crew Peligrosos, quien será el DJ del evento; Apache, presentando su disco “Ahora o nunca”, y, como acto especial, con el fin de abrir las puertas a la diversidad sonora se presentará Systema Solar, que celebra su décimo aniversario.