Para muchos admiradores de Donald Trump puede que el nombre de Tony Schwartz no les diga mucho, sin embargo, Trump le debe a la pluma del escritor y periodista estadounidense la mayoría de las palabras de su libro autobiográfico The Art of The Deal, y no sólo eso.  Con la ayuda de Schwartz, Trump publicó la obra con la que en 1987 que desencadenó su metamorfosis.

The Art of The Deal significó uno de los primeros pasos que convirtieron al magnate de los casinos y la finca raíz en una estrella de televisión. También fue parte del impulso que le permitió pasar de las pantallas de televisión al salón oval de la Casa Blanca.

Se podría decir que en muchos sentidos Schwartz fue uno de los creadores del personaje que hoy conocemos como Donald Trump y por eso, su arremetida contra el presidente a través de Twitter es particularmente diciente: “Piensen en Trump como un niño con trastorno reactivo del apego y, por lo tanto, en un virulento y permanente estado de berrinche. Su desarrollo terminó a los siete años”.

Su conocimiento cercano del presidente, o la mala leche, también le permitió añadir: “Recuerden que cada vez que Trump critica o degrada a alguien está proyectando en otros su profunda insuficiencia y odio contra sí mismo”.

Los trinos de Schwartz no se habrían destacado entre las numerosas críticas que llovieron sobre Trump esta semana -tras su tibio rechazo a la violencia racista en Charlosttesville- sino fuera por una inquietante predicción: “La presidencia de Trump está prácticamente terminada. Sería increíble si sobrevive hasta el próximo año. Lo más seguro es que renuncie en otoño, si no antes”.

Las predicciones de Schwartz no son del todo descabelladas si se tiene en mente la difícil posesión en la que se encuentra el presidente estadounidense.

Por un lado, las recientes reacciones de Trump frente a las acciones de los grupos de ultraderecha en Virginia le valieron el rechazo de varios miembros del partido Republicano. “No hay equivalente moral entre los racistas y los estadounidenses que se paran para desafiar el odio y la intolerancia. El presidente de los EE.UU. debería reconocerlo” dijo el republicano John McCain a quien se le unieron las voces de otros pesos pesados de su partido como el excandidato presidencial Mitt Romnney y la dinastía Bush.

El partido Republicano ya le ha fallado Trump a la hora de apoyar la legislación que intenta impulsar en el Congreso y, los hechos de Charlottesville parecen haber erosionado aún más el frágil apoyo del partido al presidente, algo que se podría hacer evidente cuando los congresistas vuelvan del receso legislativo en otoño.

A esto se añade el despido de Steve Bannon, uno de los asesores más radicales de Trump y quien podría provocar una desbandada entre los seguidores más fieles del presidente. Según encuestas realizadas por Rasmussen Reports, el nivel de desaprobación de Trump escaló al 57% y la cantidad de personas que manifestaron un “apoyo fuerte” al presidente pasó del 42 al 30% en los ocho meses que lleva su presidencia.

Como si todo esto no fuera poco, la sombra de la intervención de Rusia en la pasada campaña presidencial sigue al asecho. La pérdida de apoyo en sus bases, en el partido Republicano y las investigaciones criminales en su contra son una mezcla peligrosa pero solo el tiempo dirá si Schwartz tiene la razón al anunciar que el fin de la era Trump está cerca.