El clásico liguero español Real Madrid-Barcelona que se jugará el sábado en la capital española, ocho días tras los atentados en París, tendrá «un dispositivo intensísimo de seguridad», pero por ahora se mantiene, dijo este miércoles el ministro del Interior español, Jorge Fernández Díaz.

«Haremos un dispositivo intensísimo de seguridad por razones obvias, pero a estas horas no se dan las circunstancias para suspender el partido», dijo Fernández Díaz a la radio catalana Rac1, tras los atentados del viernes en París, donde murieron 129 personas.

El ministro, que envió «un mensaje de serenidad y tranquilidad», aseguró que «habrá muchos refuerzos de seguridad, muchos efectivos de seguridad para controlar, no únicamente los accesos al estadio, sino también a las cercanías del estadio y los medios de transporte que llevan a los aficionados al estadio«.

Aunque Fernández Díaz no detalló cómo podría ser este dispositivo, la prensa española adelanta que habrá un triple anillo de seguridad en torno al estadio Santiago Bernabéu en Madrid y se desplegarán más de 1.500 policías.

El ministro afirmó que «a esta hora no, rotundamente no» se contempla la suspensión del encuentro, pero «que nadie dude que si se dieran esas circunstancias (que aconsejaran su anulación) lo primero de todo es asegurar la vida de las personas».

La Comisión Antiviolencia española celebrará este miércoles una reunión, en la que participarán autoridades deportivas, policiales y políticas, para declarar el partido de alto riesgo, algo usual para un encuentro tan concurrido.

El jueves se concretará más el dispositivo en una reunión con representantes del Real Madrid, del Barcelona, del ayuntamiento de Madrid, del gobierno y de la policía.

«Tomaremos todas las medidas necesarias y, como es lógico, tendremos en cuenta lo que ha sucedido en Francia y, de alguna forma, reforzaremos algunas de las medidas», decía el martes la delegada del gobierno en Madrid, Concepción Dancausa.

El Santiago Bernabéu ya sabe lo que es sufrir un atentado, ya que el 1 de mayo de 2002, antes del partido de semifinales de la Liga de Campeones entre el Barcelona y el Real Madrid, un coche-bomba de ETA hizo explosión cerca del estadio causando 17 heridos, aunque el partido tuvo lugar.