La fama del publicista brasileño José Eduardo Cavalcanti de Mendonça, mejor conocido como Duda Mendonça, no es gratuita. Mendonça, nacido en Bahía, en 1944 es un hacedor de milagros, un mago del marketing político. Tras abandonar la universidad se unió a un familiar suyo y empezó a trabar como publicista para una firma inmobiliaria. Triunfó y abrió una agencia de publicidad, DM9, con la que obtuvo importantes reconocimientos publicitarios. Pero a inicios de los 80 se dio cuenta de un negocio, incluso, mejor: asesorar a políticos. Su carrera como asesor empezó en 1982 cuando asesoró a Roberto Santos en su campaña a la Gobernación de Bahía.

Santos fue derrotado por João Durval Carneiro. Pero, antes que el fin de su carrera, fue el inicio de un exitoso camino para Mendonça: a los tres años obtuvo su primera de varias victorias. Lo hizo asesorando a Mário Kertesz en su campaña para la Alcaldía de Salvador de Bahía. En 1992 fue su primer milagro: la victoria de Paulo Maluf como alcalde de Sao Paulo. Maluf ya había ocupado ese cargo. Sin embargo, al presentarse de nuevo, ya no contaba con la popularidad de antes debido a algunos escándalos de corrupción. Y entonces apareció Mendonça y lo catapultó hacia la victoria.

Fue el inicio de una alianza exitosa. Y prueba de que a Mendonça no le importan ni la ideología ni los antecedentes de su cliente. En los 90, Mendonça asesoró a otros políticos y salió de su país a asesorar a candidatos en Argentina, entre ellos, José Manuel de la Sota y Eduardo Duhalde. En 1999, fue acusado de reciclar campañas, al crear el slogan «Menem lo hizo» para un reconocido cliente suyo: el entonces presidente argentino Carlos Menem. El slogan era un copia de uno que hizo para Maluf muchos años antes.

Esto no impidió que en 2002 entrara a las grandes ligas y realizara su mayor milagro polícitca hasta ahora al llevar a Lula da Silva a la Presidencia de Brasil. Mendonça puso a Lula a vestir de traje, a moderar su discurso como sindicalista. Lo convirtió, en general, en un candidato presidencial con posibilidades de llegar a Planalto. Y cuando Lula venció, Mendonça se cotizó aún más y empezaron a contratarlo en otros países. Pero, en 2005, Mendonça se vio involucrado en un nuevo escándalo y fue investigado por corrupción. Aunque fue, finalmente, absuelto.

Mendonça siguió asesorando políticos y a empresas como Odebrecht y llevó a varios a la victoria. Su firma fue creciendo hasta convertirse en un emporio que factura en un año normal unos 15 millones de dólares y que ya tiene sucursales en varios países como Polonia y Portugal. En 2014, aterrizó en Colombia, contratado por la campaña presidencial de Óscar Iván Zuluaga para ayudar al candidato del Centro Democrático a subir en las encuestas. Y lo hizo. Pero ahora se investiga si su costosa asesoría fue pagada con dineros de dudosa procedencia.

Desde 2015, Mendonça y su socio, Joao Santana, condenado recientemente por corrupción, hacen parte del caso Lava Jato, que ya ha puesto tras las rejas a algunos importantes dirigentes brasileños. Y, desde hace unos meses, Mendonça es un testigo clave en las investigacioens por unos sobornos entregados por Odebrech para quedarse con contratos por toda América Latina. Un proceso por el que un exviceministro colombiano, Gabriel García Morales, y el exsenador Otto Bula ya se encuentran detenidos por este caso.

En medio de estas investigaciones, Mendonça le dijo a un medio brasileño que parte de sus servicios durante la campaña presidencial de 2014 fueron pagados por la cuestionada Odebrecht. Lo que ha puesto en tela de juicio esa campaña y ha llevado a algunos, al interior del Centro Democrático, a pedir que se investigue a Zuluaga. Sin embargo, sus declaraciones no sólo han involucrado a Colombia, sino también a otros países de la región como Chile y Argentina. De acuerdo con los medios brasileños, Mendonça, el mago del marketin político, se encuentra colaborando con la justicia de ese país para evitar su detención. Por lo que no se descartan nuevas revelaciones de cómo pasó de ser el rey midas del mercadeo político a ser un testigo clave en uno de los mayores procesos judiciales de la historia reciente del continente.