El canciller colombiano, Carlos Holmes Trujillo, se reunió con el enviado especial de la ONU para la atención de la crisis migratoria de Venezuela, Eduardo Stein, quien viene acompañando desde hace varios meses la coordinación de acciones para hacer frente al desafío de la migración venezolana.

Tras el encuentro, Holmes y Stein manifestaron su preocupación por el rápido crecimiento de la migración y la poca movilización de recursos económicos por parte de la comunidad internacional para la atención a esta población.

“El pasado 22 de mayo di a conocer que de los USD 315 millones previstos para Colombia en el llamamiento de la ONU para la atención de esta crisis, nuestro país había recibido apenas un 20,9 %, es decir, US$ 66,03 millones de dólares”, aseguró el canciller Trujillo. “Al 14 de agosto, los recursos recibidos por Colombia como parte del llamamiento de la ONU para 2019 se han incrementado a US$ 96 millones, es decir, el 30,4 % de los recursos proyectados. Esto significa, que en casi tres meses recibimos 9,5 % más recursos para la atención de la crisis”, añadió, agradeciendo el interés y la voluntad de la comunidad internacional para apoyar a los países que enfrentan este fenómeno.

Sin embargo, el canciller colombiano asegura que “la movilización de recursos sigue siendo insuficiente si se tiene en cuenta que en estos tres meses nuestro país ha recibido a más de 111 mil migrantes nuevos, completando ya un total de 1.408.055 venezolanos que han ingresado a Colombia en condición de migrantes”.

En este sentido, la cancillería asegura que, si lo recibido hasta el momento por Colombia es dividido entre el número de migrantes venezolanos que han ingresado al país, el resultado da cuenta de que por cada migrante se han recibido US$ 68,18. Según Trujillo, una cifra muy inferior frente a otros llamamientos que ha hecho la ONU para la atención de crisis migratorias en otras partes del mundo.

Por ejemplo, expone las cifras de la cooperación internacional para la atención a la población migrante en otros países como Siria, Sudan del Sur y Myanmar, que han recibido, según indica, cerca de US$ 500, US$501. Y US$757, por migrante, respectivamente.

Por consiguiente, el gobierno colombiano continúa llamando la atención en la cooperación, ya que la migración continúa en aumento y “mientras Nicolás Maduro siga en el poder la situación no mejorará, sino que, por el contrario, empeorará”, afectando en mayor medida a Colombia, con quien Venezuela comparte una importante frontera.

Asimismo, el canciller aseguró que la atención a la población migrante en el país “desbordó desde hace varios meses la capacidad del Estado colombiano”, y que, pese a que cada país tiene autonomía sobre sus fronteras, la solución a la crisis migratoria no es el cierre de las mismas, “sino el cambio en Venezuela. El fin de la dictadura para que los venezolanos recuperen la democracia y la libertad”.

Con respecto a esto, Stein también aseguró que el flujo lejos de disminuir ha seguido aumentando, y que Colombia viene demostrando una gran cantidad de respuestas con acciones, convirtiéndose en ejemplo para la región y del mundo, por ejemplo, con la acción de otorgar la nacionalidad colombiana por nacimiento a más de 24.000 niños y niñas de padres venezolanos que han nacido en el país con riesgo de apatría.

Pero que otros aspectos, como la discriminación y xenofobia también han ido en aumento, desconociendo que muchos migrantes llegan con potencial de contribuir a la economía de los países de acogida y pueden acceder a empleos formales logrando su integración socioeconómica y cultural, por lo que «es necesario priorizar esas acciones de integración, ya que varios venezolanos expresan su vocación de permanencia».

Por último, Stein también aseguró que los cambios en la ayuda de la comunidad internacional y, en especial, de la comunidad europea dependen también de diversos ingredientes, entre esos, los problemas internos de la Unión Europea como el aumento de la migración de países de otras latitudes hacia el viejo continente, “que obligó a los países tradicionalmente donantes a replantear sus agendas de colaboración, incluyendo la revisión de sus políticas en cuanto a la migración y al refugio”.

Sin embargo, aseguró que es necesario que la atención internacional se traduzca en aportes muy concretos para poder enfrentar la dimensión del problema, que actualmente ya es mayor que la capacidad de respuesta. “El plan de respuesta para refugiados requiere de un mayor financiamiento, ya que se encuentra desfinanciado en un 70% frente a la dimensión de la problemática, por lo que se hace necesario que no solo se presenten voces de solidaridad, sino actos concretos de aportes que hagan material esta solidaridad», puntualizó.