La desaparición de un submarino en el Atlántico tiene paralizadas a las instituciones argentinas, que, con la ayuda de otros siete países, lo buscan incansablemente, según las comunicaciones oficiales. Esta mañana Estados Unidos descartó su propia hiótesis de la existencia de una mancha calórica proveniente del submarino. Los días pasan y el tiempo hace cada vez más difícil que la tripulación se hallada con vida.

No es esta la única desaparición que ha cuestionado a ciudadanos y autoridades en el mundo. Estas son algunas de las más misteriosas de los últimos años.

El vuelo 370 de Malaysia Airlines

El 8 de marzo de 2014, el vuelo 370 de Malaysia Airlines despareció una hora después de despegar del aeropuerto de Kuala Lumpur, rumbo a Bejing. Llevaba 239 personas a bordo. Nadie hizo llamadas de emergencia antes de que se perdiera el rastro.

Hasta el 17 de enero de este año, autoridades de Australia, China y Malasia estuvieron en la búsqueda. Finalmente, decidieron darse por vencidas

El Boeing 727

El Boeing 727 que despegó de Angola el 25 de mayo de 2003, también de desapareció de repente. Su destino iba a ser Burkina Faso y nunca llegó.  Autoridades estadounidenses descartaron que se tratara de una acción terrorista, pero salió a la luz que el avión había partido con las luces apagadas y un transpondedor defectuoso. Además, la aeronave hacía parte de un negocio de alquiler y tenía pagos atrasados.

El submarino ruso Kursk

El K-141 Kursk era un submarino nuclear que pertenecía a la Armada rusa. Se perdió con toda su tripulación en el mar de Barents el 12 de agosto del 2000, en el operativo más grande desplegado por el gobierno ruso desde la desintegración de la Unión Soviética. Se llamaba Kursk, como la ciudad rusa, recordada porque allí se libró la batalla de tanques más grande de la historia.

En 1994, el Kursk era el orgullo de la armada rusa. Hay dos teorías para explicar su desaparición: la versión oficial dice que se produjo una explosión abordo debido a la inflamación del combustible de un torpedo. Esto desencadenaría otras explosiones que afectaron al sexto, séptimo y octavo compartimento del sumergible. Esta hipótesis tiene su origen en una nota que dejó un miembro de la tripulación que logró alcanzar la proa.

La versión paralela, defendida por el historiador y capitán de la Armada rusa, Vitali Dotsenko, es que el submarino fue alcanzado por un torpedo norteamericano, una especie de advertencia de Estados Unidos para que Rusia no vendiera sus torpedos a China.