Nacido en las afueras de Viena de padres macedonios, criado en una familia normal, desorientado y con malas amistades. Así era, según su abogado, el terrorista yihadista de 20 años que ayer asesinó a cuatro personas e hirió a diecisiete en el centro de Viena, antes de ser abatido por la Policía.

“Nunca habría considerado posible que se convirtiera en el autor de un atentado”, ha asegurado Nikolaus Rast, el letrado que en 2019 lo defendió en el juicio en el que fue condenado a 22 meses de cárcel por haber intentado sumarse al grupo terrorista “Estado Islámico” en Siria.

El supuesto terrorista, con nacionalidad de Austria y de Macedonia del Norte, fue detenido en Turquía en 2018 cuando trató de cruzar la frontera hacia Siria.

Tras su extradición a Austria fue condenado por un tribunal del país, pero estuvo sólo ocho meses en prisión. El pasado diciembre fue puesto en libertad.https://widget.elespectador.com/passback.html

“Para mí, era un joven que tuvo la mala suerte de caer en malas amistades. Si en vez de haber ido a una mezquita hubiera ido a boxear, se habría hecho boxeador”, resumió el abogado en declaraciones a la agencia APA.

Rast aseguró que el chico se crió en una familia “completamente normal”, en absoluto integrista en lo religioso.

El abogado, que condenó rotundamente el atentado de ayer, recordó que tras la condena el joven, identificado por la prensa como Kujtim Fejzulai, recibió ayuda de un agente de libertad condicional y de una asociación que se dedica a recuperar a jóvenes radicalizados.

De hecho, el abogado indicó que de no haberse considerado que no era peligroso, el joven no habría sido puesto en libertad antes de cumplir su condena.

Rast opinó que el joven se radicalizó siendo aún adolescente en una mezquita que frecuentaba y afirmó que era un joven desorientado que buscaba su lugar en el mundo.

Tres días de luto en reconfinamiento

Las autoridades también siguen la pista de que el terrorista era un simpatizante del grupo yihadista Estado Islámico.

El martes, una gran parte del centro de Viena seguía acordonada. En los lugares del crimen, agentes de la policía científica recuperaban pruebas. Los investigadores multiplicaron el martes las operaciones, con 18 redadas y 14 detenciones, precisó el ministro del Interior, Karl Nehammer, a la agencia de prensa austriaca APA.

Pero según el ministro, el material audiovisual examinado por la policía, “no muestra hasta ahora pruebas de que hubiera un segundo atacante”. Anteriormente había asegurado que al menos otro sospechoso estaba huido.

Austria decretó tres días de luto nacional tras lo que el canciller, Sebastian Kurz, calificó de “repugnante ataque terrorista”.

El jefe del gobierno, el presidente Van der Bellen y otros altos responsables participaron en una ceremonia de homenaje a las víctimas.

Los habitantes de Viena, aún aturdidos, olvidaban incluso el reconfinamiento que entró en vigor este martes para frenar la pandemia de covid-19.

El rabino de la comunidad judía de Viena, Schlomo Hofmeister, dijo estar “preocupado” por si el ataque estaba vinculado a la sinagoga. “Ninguna prueba lo confirma pero no podemos descartarlo”, confesó a la AFP. “El edificio estaba cerrado en este momento del día y el barrio es el barrio animado de la ciudad”.

Desde la ventana de su apartamento, pudo presenciar la escena. “El hombre se dirigió corriendo hacia los clientes de los bares con su arma”, relató. “Hacía bueno y era la víspera del confinamiento, sin duda aprovechó la situación para provocar un baño de sangre”, estimó.

Policías y soldados fueron desplegados para proteger edificios importantes de la capital, y los niños no fueron a la escuela el martes.

“No nos dejaremos jamás intimidar por el terrorismo y combatiremos estos ataques por todos los medios”, afirmó Kurz en Twitter.

Estos ataques ocurren en medio de una gran tensión en Europa.

En Francia, tres personas fueron asesinadas el jueves en un ataque con cuchillo en una basílica en Niza (sureste) por un joven tunecino que acababa de llegar a Europa.

Unos días antes, un profesor, Samuel Paty, fue decapitado a las afueras de París, tras haber mostrado caricaturas de Mahoma durante una clase sobre la libertad de expresión.

Austria se había mantenido hasta ahora al margen de los atentados islamistas que han azotado a Europa en los últimos años.