Dos años después de haber proclamado un califato en los territorios bajo su control en Siria y en Irak, el grupo terrorista Estado Islámico (EI) se ve cada vez más acosado por sus enemigos en multitud de frentes.

Pero a pesar de estar a la defensiva en su propio terreno, los yihadistas disponen todavía de capacidad para cometer terribles atentados fuera del califato, ya sea en Francia, Bélgica o Turquía, donde las autoridades sitúan al EI como principal sospechoso del ataque suicida contra el aeropuerto Atatürk de Estambul, en el que murieron 41 personas.

En Siria, en el último año, el EI ha visto cómo se ha reducido el espacio que domina del 50 por ciento al 30 por ciento del país, según datos del Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

Esta pérdida de terreno se ha producido en los últimos meses por las ofensivas lanzadas por las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza kurdo árabe apoyada por EE.UU., y el Ejército del régimen sirio, respaldado por la aviación rusa.

Algunas de las derrotas más importantes del EI han sido en la provincia central de Homs, donde los radicales perdieron frente a las fuerzas gubernamentales sirias la emblemática ciudad de Palmira, y en la región nororiental de Al Hasaka, donde las FSD retomaron las poblaciones de Al Shadadi y Al Hul.

Actualmente, las operaciones más importantes contra el EI transcurren en la localidad de Manbech, en el noreste de la provincia noroccidental de Alepo, y en el norte de Al Raqa, feudo principal de los extremistas en Siria, aunque en este punto la operación lanzada por las FSD se ha detenido.

El portavoz de esta fuerza, Talal Salu, dijo a Efe por teléfono que han parado sus operaciones en Al Raqa para centrarse en el ataque a Manbech, «adonde han sido enviados la mayoría de los aviones de la coalición internacional» antiyihadista, liderada por EE.UU.

A principios de este mes, las FSD iniciaron una ofensiva contra el EI en el norte de Al Raqa, aunque advirtieron de que su intención no era llegar hasta su capital homónima, sino avanzar por la mitad septentrional de la región y consolidar sus posiciones.

El portavoz apuntó que «es posible» que las operaciones en Al Raqa se reanuden cuando las FSD tomen Manbech, escenario de combates entre sus efectivos y el EI desde el mes pasado.

También en Irak, el grupo extremista se ve acosado en su bastión de Mosul y otras zonas del norte del país, donde irrumpió en junio de 2014 y donde Abu Bakr al Bagdadi, líder de la organización, apareció el 4 de julio para presentarse como «califa».

El jefe del Comité de Seguridad del Consejo de la provincia septentrional de Nínive, de la que Mosul es capital, señaló a Efe que el poder del EI sobre el terreno se ha desvanecido en los últimos seis meses, al perder el control de amplias zonas a manos de las fuerzas iraquíes.

Mohamed al Bayati recordó que, a partir del 29 de junio de 2014, el EI llegó a conquistar más de un tercio del territorio iraquí.

Pero desde entonces, la organización también ha perdido un gran número de dirigentes y combatientes en ataques aéreos de la aviación iraquí y de la coalición internacional.

En este sentido, Al Bayati destacó que los servicios secretos iraquíes han jugado un importante papel, ya que sus agentes han logrado infiltrarse en las filas del EI en varias ciudades que estaban bajo su control y proporcionar información clave.

En estos momentos, el EI ha asumido una actitud defensiva y tímida, en opinión del representante de Nínive, y no puede repeler los ataques de las tropas iraquíes, debido principalmente a la gran envergadura de los mismos.

«El EI retrocede cada hora y las tropas iraquíes están ya en las proximidades de Mosul, después de los avances logrados en zonas al sur de la urbe, desde donde liberarán toda Nínive. Esta batalla será su tumba en Irak», auguró Al Bayati.

En otras partes de Irak, los yihadistas han sufrido varios golpes duros en lo que va de año. El más reciente, su expulsión de la ciudad de Faluya, uno de sus principales y estratégicos baluartes, a tan solo 50 kilómetros al oeste de la capital, Bagdad.

Anteriormente, perdió el control de Ramadi, capital de la provincia occidental de Al Anbar, a la que también pertenece Faluya, y otras localidades de esta región.

«Actualmente el EI vive sus días más negros en Irak, exhala sus últimos suspiros después de haber perdido la mayoría de los territorios que controlaba y se encuentra en un posición defensiva, y en permanente retroceso», aseguró a Efe el analista iraquí Abdelaziz al Yaburi.

Según el experto, las últimas ofensivas de las fuerzas iraquíes para recuperar el control del norte de la provincia de Saladino (al norte de Bagdad) y el distrito de Al Qayara (al sur de Mosul), «serán el último clavo en el ataúd del EI».

«Estas campañas militares pondrán fin a su control de ciudades iraquíes y la última fase será eliminar a los grupos armados que han huido a remotas zonas desérticas», agregó.

Al Yaburi consideró además que, en estos momentos, las discrepancias políticas de las que se aprovechó el EI «ya no le son útiles porque los iraquíes discrepan sobre muchas cosas, pero coinciden en combatir a este grupo terrorista».