El 21 de agosto de 2016 cruzó los brazos tras finalizar en segunda posición la prueba de maratón en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Era la ‘X’, un símbolo común en las movilizaciones del grupo étnico Oromo, compuesto por más de 35 millones de personas, que protagonizó protestas contra el gobierno de Etiopía. Y él hacía parte de este grupo, que de acuerdo con la organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch, más de 400 manifestantes habían sido asesinados por las fuerzas de seguridad de ese país. La imagen quedó inmortalizada.

Con la ‘X’ el atleta se estaba sumando a las protestas desencadenadas por los intentos del gobierno de reasignar tierras en las regiones de Amhara y Oromo. “El gobierno de Etiopía está matando a la gente de Oromo y tomando sus tierras y recursos, por eso los Oromo protestan y yo apoyo la protesta”, fue la explicación que dio el atleta. “Si no me matan, me van a encarcelar”, aseguró.

Por esa razón decidió quedarse en Río de Janeiro. No quiso regresar a su país a pesar de que las autoridades etíopes afirmaron una y otra vez que Lilesa sería recibido como un héroe. “(Lilesa) no tendrá ningún problema por su gesto político”, indicó el portavoz del gobierno Getachew Reda, en conversación con un medio estatal etíope. No obstante, la decisión del atleta estaba tomada. “Tal vez voy a mudarme a otro país”, dijo en su momento.

En la ciudad brasileña el etíope recibió el aval y el visado por parte de las autoridades de Estados Unidos en condición de refugiado. Su familia se quedó en el país africano y fue hasta febrero de este año que Lilesa pudo reencontrarse en Miami con su esposa e hijos de seis y tres años, a los que no veía desde antes de los Juegos Olímpicos. En la actualidad reside en Arizona, donde realizó su preparación para la Media Maratón de Bogotá y donde continuará preparándose para el objetivo de la temporada: la Maratón de Londres.

Pero en su país la lucha continúa. En el mes de octubre, el gobierno decretó el estado de emergencia a causa de las protestas de los Oromo. Los amharas han gobernado desde la descolonización y mantienen desde los años 70 una guerra interna contra los Oromo.

«Nadie construye una familia para ir al exilio. Por desgracia, esto se ha convertido en mi destino y en el de muchos Oromo. No quiero que se olvide la situación de millones de Oromo y otros etíopes que aún están siendo asesinados, golpeados, encarcelados, desposeídos, y se mantienen en la pobreza”, explicó el atleta en un comunicado. “Con ese fin, renuevo mi llamamiento al gobierno de Estados Unidos y la comunidad internacional para que evalúen sus relaciones con el gobierno de Etiopía a la luz del empeoramiento de los derechos humanos en el país. Los insto a estar con el pueblo Oromo y todas las naciones oprimidas en Etiopía”.

A pesar de todo lo que ha vivido, este etíope es considerado como uno de los mejores maratonistas que hay en la actualidad. Entre sus registros se destacan los 59:22 minutos en la Media Maratón de Houston en 2012 y las dos horas, cuatro minutos y 52 segundos en la maratón de Chicago en el mismo año. Además, ha ganado las maratones de Dublin, Irlanda; Tokio, Japón y Xiamen, China. Y fue medalla de bronce en el Mundial de Atletismo en Daegu, Corea del Sur y la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.