Los primeros bloqueos de camioneros se hacían sentir este lunes en las carreteras francesas en vísperas de la que se anticipa como la jornada de paros y manifestaciones más masiva desde que empezó la contestación contra la reforma de las pensiones del Gobierno de Emmanuel Macron.

Las acciones de filtrado de vehículos puestas en marcha en centros logísticos y accesos a algunas grandes urbes desde la noche del domingo provocaban esta mañana atascos en vías de acceso de Lille (norte) o Ruán (noroeste).

A partir de las 7:00 p.m., hora local, los paros tendrán efectos en los trenes. La compañía estatal de ferrocarriles SNCF ya ha anunciado que anulará mañana el 80 % de los trenes de alta velocidad (TGV) de media y prácticamente todos los otros trenes convencionales de largo recorrido.

En las líneas internacionales, no habrá ningún servicio en el corredor París-Barcelona ni en las líneas entre Francia y Alemania; sólo un tren de ida y vuelta en los enlaces con Italia, y un 20 % de los habituales en las conexiones con Suiza.

Funcionarán dos tercios de los Eurostar con Londres y también dos tercios de los Thalys que van de París a Bruselas, algunos de los cuales luego continúan en dirección de Países Bajos o Alemania.

En los cercanías de París, dependiendo de las líneas, se mantendrán entre un tercio y una quinta parte de los convoyes habituales, y en paralelo en el metro de la capital sólo se mantendrá el servicio normal en las dos líneas automáticas, la 1 y la 14. Las otras apenas irán a medio gas en las horas punta.

SUPRESIÓN DEL 20 % O EL 30 % DE LOS VUELOS

La huelga de controladores acarreará la supresión del 20 % de los vuelos en Charles de Gaulle y del 30 % en el otro aeropuerto de París, así como en los de Beauvais, Burdeos, Lille, Lyon, Nantes, Marsella, Montpellier, Niza y Toulouse.

En realidad, las primeras movilizaciones para calentar el ambiente comenzaron el viernes en el sector de la energía, con la reducción de la tensión eléctrica en algunas centrales durante el fin de semana, que hasta el momento no se ha traducido en cortes de suministro para los clientes.

El objetivo declarado de los sindicatos franceses, que se mantienen unidos en esta sexta jornada de movilización contra la reforma de Macron que pretende retrasar la edad mínima de jubilación de los 62 años actualmente a 64, es paralizar el país.

Las centrales sindicales tienen intención de prolongar la presión en los días siguientes, y por eso han formalizado convocatorias de paros a los que pueden decidir sumarse los trabajadores, lo que abre las puertas a que la actividad en Francia siga afectada el resto de la semana, en particular en el transporte público.

Laurent Berger, líder de la primera central del país, la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), dijo este lunes que espera superar las cifras del 31 de enero, cuando según el Ministerio del Interior salieron a la calle 1,27 millones de personas en las manifestaciones organizadas en toda Francia, un techo no alcanzado al menos desde comienzos de los años 1990.

APOYO MAYORITARIO A LAS PROTESTAS

La policía anticipa entre 1,1 y 1,4 millones de manifestantes mañana. Todas las encuestas de los últimos meses muestran un rechazo muy mayoritario de la reforma (un 68 %, según un sondeo de Ifop publicado el domingo) y un apoyo a los sindicatos en sus planes para continuar las huelgas más allá del martes (un 56 %, según otro sondeo de Elabe hecho público hoy).

En una entrevista a la emisora France Inter, Berger interpeló directamente a Macron, que a su parecer “no puede seguir sordo” a las protestas “con este silencio que dura desde hace dos meses”.

El ministro de Trabajo y portaestandarte de la reforma, Olivier Dussopt, volvió a insistir hoy en que la reforma se justifica para conseguir en el horizonte de 2030 el equilibrio financiero del sistema de pensiones y de forma duradera, según dijo en otra entrevista a France Info.

“Francia no es una isla”, subrayó Dussopt antes de recordar que todos los países del entorno de Francia han retrasado la edad de jubilación, y puso el ejemplo de España donde “la perspectiva son 67 años” y eso “con una ministra comunista” en su departamento, en referencia a Yolanda Díaz.