El municipio japonés de Naraha, en la región de Fukushima, volvió a ser oficialmente habitable a las cero horas del sábado mediante la suspensión de la orden de evacuación, primer caso de una localidad totalmente evacuada tras el accidente nuclear del 11 de marzo de 2011.

Una ceremonia para marcar el renacimiento de la pueblo se celebró por la mañana en un parque, tras una velada con cirios la víspera desde la noche hasta la madrugada, según informa el ayuntamiento en su página de internet.

Los antiguos vecinos (2.694 hogares, 7.368 personas) tenían derecho hasta ahora de volver para preparar el retorno pero no podían instalarse de nuevo.

Según la prensa japonesa, sólo algo más del 10% se han apuntado a regresar. Un sondeo realizado en octubre pasado entre los antiguos vecinos reveló que un 22,9% no iban a volver, 30,5% no había decidido, un 9,6% estaban dispuestos a regresar y un 36,1% estudiarían una vuelta en función de las condiciones.

Las autoridades estiman que el nivel de exposición a la radiactividad de Naraha, situada a unos 20 km de la central nuclear accidentada de Fukushima Daiichi, vuelve a estar por debajo de 20 milisieverts anuales.

Ese nivel permite en teoría, según el Gobierno japonés y organismos internacionales, que los habitantes vuelvan a vivir casi normalmente, aunque la descontaminación no es integral ni perfecta.

Las organizaciones ecologistas se insurgen contra estas conclusiones.

«El nivel de contaminación es muy variable en esta localidad y según las casas, lo que puede crear tensiones entre las personas», declaró recientemente a la AFP Jan Vande Putte, de Greenpeace.