No siempre la política tiene que ver con las leyes, decretos o legislaciones de una nación. Las cpstumbres y los idelaes del fútbol también tienen su tinte de política y una de ellas es la de la fidelidad a un equipo. últimamente esto se ha perdido por jugadores como Sebastian Abreu. Esta es su historia.

Un Récord Guinness, un delantero letal y un futuro técnico se resumen en el nacimiento de Sebastián “el loco” Abreu el 17 de octubre de 1976 en Minas, Uruguay. Después de brillar con el equipo de su ciudad natal, Nacional, la Selección Uruguaya Sub 17 le abrió las puertas para jugar el Sudamericano que se disputó en Colombia, torneo donde las oportunidades fueron escasas. Pero tan solo 45 minutos le bastaron a este depredador del área para convertir dos goles y entrar en la órbita de los grandes equipos de Uruguay.

En 1996 Defensor Sporting, fue el club que ganó la puja a Danubio, Nacional y Peñarol para contar con los servicios de este joven delantero. Además, se convirtió en el primer club de una larga lista de escudos que el uruguayo portó en su carrera. Dos años después, el fútbol extranjero llamó a la puerta del artillero. San Lorenzo de Almagro de Argentina logró hacerse con el delantero para los siguientes dos años. Pero fue en 1998 donde el tercer escalón tuvo lugar, ya que el Deportivo de La Coruña de España se hizo con el pase del goleador uruguayo.

Sin embargo, de aquí en adelante los prestamos fueron la constante en la vida del oriundo de Minas, Gremio de Brasil, Tecos de México, San Lorenzo de Almagro, Nacional de Uruguay, Cruz Azul de México, América de México y de nuevo Tecos de México, los clubes por los que el atacante habitaría hasta el 2004, año en el que Nacional de Uruguay, el equipo de sus amores compró su pase.

No obstante, el constante cambio de aires en el que vivió nuestro personaje no cesó. Un año fue el tiempo máximo para que el uruguayo cambiara de camiseta, pero no de país. México fue la casa del jugador a lo largo de tres años en los que se repartió por Dorados de Sinaloa, Monterrey, San Luis y Tigres, hasta que en 2008 el gran River Plate de Argentina que también se hizo a los servicios de charrúa.

Una vida sin fronteras pareció ser la filosofía de este futbolista, cedido al Beitar Jerusalén de Israel. En 2009 aterrizó en tierras españolas para jugar con Real Sociedad, pero no satisfecho, el mismo año fue al fútbol griego para defender los colores del Aris Salónica. El siguiente año pasó por el fútbol brasilero, con Botafogo y Figueirense. Hasta que Nacional de Uruguay lo llamó nuevamente en 2013, el mismo año en el que Rosario Central lo utilizó, para luego pasar al Aucas de Ecuador y seguir el recorrido hasta Sol de América de Paraguay. De ahí, fue al fútbol de El Salvador para jugar con el Santa Tecla.

En 2017 el uruguayo no se cansó de viajar, debido a que durante este año pasó por el Bangu de Brasil, Central Español de Uruguay y Deportes Puerto Montt de Chile, país en donde también portó las camisetas del Audax Italiano y Deportes Magallanes. Para terminar la larga carrera del artillero Rio Branco de Brasil se haría con sus goles, así como Boston River también contaría con el hasta el día de hoy. Si hay alguien que es claro ejemplo de que más que amar un equipo, se puede amar un deporte y dar todo por él, es este loco, Sebastián “el loco” Abreu, que nos enseña que, más que amar un escudo, hay que amar un deporte.