Los rumores sobre la creciente tensión entre Rex Tillerson, secretario de Estado, y el presidente Donald Trump se agudizaron luego de que NBC news revelara que, delante de varios asesores, Tillerson le dijo imbécil a su jefe. El informe también mencionaba que Mike Pence, el vicepresidente, había tenido que intervenir para bajar el tono del conflicto.

Ya durante la pasada Asamblea General de la ONU, los rumores indicaban que la Casa Blanca vería con buenos ojos un alejamiento de Tillerson para dejar su lugar a la actual representante de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad, Nikki Haley.

Y Twitter, el lugar favorito del presidente para comunicar sus pensamientos, había dado indicios de que la relación no estaba en sus mejores momentos. Por ejemplo, Trump trinó hace algunos días que Tillerson estaba «perdiendo el tiempo» al tratar de negociar una salida diplomática a las difíciles relaciones con Corea del Norte.

«No te preocupes, Rex, haremos lo que tengamos que hacer», añadió el presidente, en un mensaje que en Washington fue interpretado como una tentativa de poner al millonario secretario de Estado lejos de las decisiones centrales del gobierno.

Por eso, Tillerson se vio obligado a dar explicaciones. Dijo que era un informe publicado para “dividir al país” y que no quería hacer parte “del esfuerzo por dividir al gobierno”. Agregó, también, que eran tonterías. Sin embargo, no negó la información allí publicada.

No obstante, aseguró que no ha considerado salir de la Casa Blanca.  “Renunciar nunca ha pasado por mi mente. Sirvo al presidente y estoy aquí hasta que el presidente piense que puedo ser útil para alcanzar sus objetivos (…) «El vicepresidente nunca me persuadió de permanecer como Secretario de Estado porque nunca consideré dejar este puesto», afirmó el jefe de la diplomacia estadounidense.

«Mi compromiso con el éxito de nuestro presidente y de nuestro país es tan fuerte como el día en que acepté ser el secretario de Estado», aseveró.

Rápidamente desvió el tema y se despachó en elogios hacia Trump. “Él ama a este país. Él pone a América primero. Él exige resultados dondequiera que va”.

Es la primera vez que Tillerson ocupa un cargo en el sector público y su posición no le ha puesto sobre la mesa tareas para primíparos. Ha tenido que tomar decisiones frente a la crisis con Corea del Norte y al conflicto con Irán. Antes de ser el Secretario de Estado, Tillerson se dedicaba a crecer su fortuna en la industria petrolera, en donde, incluso llegó a ser director ejecutivo de ExxonMobil.