La colombiana Caterine Ibargüen, proclamada este martes como atleta mundial del año, junto con el keniano Eliud Kipchoge, en la Gala de la IAAF en Mónaco, aseguró que se sorprendió al oír su nombre como ganadora y que las piernas le temblaban al recibir el premio que, asegura, «tiene un sabor muy dulce».

La antioqueña se convierte así en la segunda atleta latinoamericana que recibe el premio, 29 años después del éxito de la cubana Ana Fidelia Quirot. «Cuando oí mi nombre las piernas me temblaban, me temblaban, pensé que no me podía tener en pie. Sabía que estaba entre las mejores del mundo, pero no sabía que se me iba a nombrar como mejor, porque había cinco atletas excelentes. Mi corazón se ha llenado de alegría. Se lo dedico a toda mi Colombia. Sin el voto de cada colombiano esto no hubiera sido posible», declaró la saltadora de 34 años a la agencia EFE.

«Es un premio que tiene un sabor muy dulce. La perseverancia, la disciplina y el amor por esto valen la pena, así que estoy muy agradecida porque hoy Dios me demuestra que nunca hay que darse por vencido, sino seguir luchando», añadió.

Sabe que su reconocimiento universal es algo que permanecerá para siempre. «Quedará plasmado en mi historia. Si algún día escribo un libro quedará reflejado este premio en las primeras páginas. Ha sido un día tan difícil que cuando les escribí a las personas que quiero en Colombia les decía: qué tendrá Dios preparado para mí, porque me pasaron tantas cosas, y no me esperaba».

«Mónaco siempre me ha traído buenas cosas, buenas marcas (aquí consiguió su récord personal, de 15,31) y ahora esto. El año que viene tengo una parada de la Liga de Diamante aquí, a ver qué pasa», apuntó.

Caterine  siente no muy lejano su adiós como deportista activa. «Cuando me retire de las pistas, me gustaría seguir ayudando, y más en una función de embajadora de la IAAF para mi región. Sería abrir un camino para los atletas de Sudamérica, que muchas veces creemos que no tenemos una oportunidad».

«Creo que terminaré mi carrera después de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, pero esto me llena de una esperanza grande para seguir dando resultados para Colombia y seguir con disciplina, que es lo que me mantiene a pesar de los dolores», confesó.

No se permitirá ningún capricho para festejar su triunfo. «Lo celebraré aquí con mi profe (su entrenador, Ubaldo Duany), pero mañana tengo que madrugar para regresar a Colombia a compartirlo con mi gente. Me urge ir a Colombia para mostrarles mi trofeo».

«Colombia es un país que vibra con lo bueno que hace. Se sienten reflejados en que soy una cara buena que muestra el país tan grande que tenemos. El respaldo de Colombia, no sólo aquí, sino en toda mi carrera, es muy grande», concluyó Caterine, proclamada este lunes como la Deportista del Año de El Espectador y Movistar 2018, galardón que había recibido en 2011, 2013, 2015 y 2016.