Pese a estar a la vanguardia de estudios clínicos para desarrollar una vacuna contra el coronavirus, el Brasil del presidente Jair Bolsonaro se ha enredado en una batalla ideológica en torno a la inmunización de su población.

El país de 212 millones de habitantes está participando con miles de voluntarios en varios ensayos de fase 3 (última) de las vacunas más prometedoras del mundo.

Pero la CoronaVac, desarrollada por el laboratorio privado chino Sinovac, ha entrado en la mira del presidente, que canceló el acuerdo de adquisición de 46 millones de dosis anunciado por su propio ministro de Salud.

La vacuna será producida en Brasil por el Instituto Butantan, organismo público bajo la supervisión del estado de Sao Paulo, gobernado por Joao Doria, opositor político de Bolsonaro.

Y por ello, “la vacuna china de Joao Doria”, como Bolsonaro la ha llamado, se convirtió en un nuevo asunto de enfrentamiento de cara a las elecciones de 2022, en las que Doria (del Partido de la Socialdemocracia Brasileña, PSDB) podría frustrar los planes de Bolsonaro de conseguir un segundo mandato.

Bolsonaro añadió además un matiz ideológico para satisfacer a sus partidarios visceralmente anticomunistas, opuestos a una vacuna “salida de una dictadura”.

China está “desacreditada”, porque “allí fue donde nació el virus” y “ningún país del mundo está interesado” en su vacuna, dijo Bolsonaro.

El coronavirus se ha cobrado la vida de más de 157.000 brasileños, la segunda mayor cifra de muertos en el mundo, detrás de Estados Unidos.

Límite del absurdo

“Hay que leer la situación en el contexto de las elecciones municipales (de noviembre) y de las presidenciales (de 2022)”, explica Geraldo Monteiro, politólogo de la Universidad Estatal de Rio de Janeiro (UERJ).

“La vacuna será producida por el instituto Butantan, bajo la supervisión del Estado de Sao Paulo. Sería una conquista política para Doria y (Bolsonaro) no lo puede permitir”, agrega.

Mientras Bolsonaro ha minimizado la importancia de la pandemia, Doria se ha mostrado en la línea de frente de combate al virus, con apariciones cotidianas en los medios. «Bolsonaro politizó la pandemia desde el inicio”, subraya Monteiro.

Destituyó a dos ministros de Salud y calificó a los gobernadores como “estiércol” por defender el confinamiento para frenar el aumento de contagios.

“Doria hizo su trabajo y eso le molestó a Bolsonaro, porque nadie puede eclipsarlo (…) Pero hay cosas que no se pueden politizar a costa de la salud de la población. Es totalmente irresponsable, raya en lo absurdo”, sostiene Monteiro.

Para el profesor Anthony Pereira, director del Instituto Brasil del King’s College de Londres, “la pregunta de fondo debería ser: ¿esta vacuna funciona? ¿Protegerá la salud de los brasileños?”.

“Si (Bolsonaro) se tomara en serio la protección de la salud pública, no llevaría la discusión de la vacuna para un plano ideológico y político”, opina.

Se trata de un conflicto “lamentable” ya que Brasil, un ejemplo internacional en políticas de vacunación, posee “instituciones de investigación de clase mundial, como la Fiocruz de Rio de Janeiro y el Butantan en Sao Paulo”, zanja.

Duda entre la población

Más del 85% de los brasileños está dispuesto a vacunarse, según la revista Nature. Pero “la actitud de Bolsonaro es muy problemática y siembra dudas entre la población”, sostiene Lucio Renno, director del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de Brasilia.

En este momento, es imposible prever cuál de las vacunas que alcanzaron fase 3 será declarada efectiva y segura.

Brasil ha comprometido 1.900 millones de reales (338 millones de dólares) para adquirir 100 millones de dosis de la vacuna de la Universidad de Oxford, desarrollada por el grupo farmacéutico AstraZeneca con Fiocruz.

Ante el rechazo de Bolsonaro a la “vacuna china”, “los estados encontrarán la forma de sortear el problema”, pronostica Renno, pero “la falta de apoyo del gobierno federal ralentizará las cosas”.

Los 27 estados podrían formar un “consorcio” para adquirir la vacuna, una vez que sea aprobada por la Agencia de Vigilancia Sanitaria (Anvisa).

La corte suprema también podría revocar la decisión de Bolsonaro de rechazar la CoronaVac e imponer la vacunación obligatoria.

Este lunes, el mandatario criticó la judicialización de la vacuna. “Entiendo que eso no es una cuestión de justicia, y sí de salud, por encima de todo”.

“Oponerse (a la vacuna) por razones ideológicas puede haber sido el mayor error de Bolsonaro”, concluye Renno.

La Organización Mundial de la Salud advirtió las graves consecuencias de “la nacionalización de las vacunas contra el coronavirus». “El nacionalismo en las vacunas no acabará con la pandemia, sino que hará que dure más”, advirtió el director general de , Tedros Adhanom Ghebreyesus, en la Cumbre Global de la Salud.