Hoy se dio en Italia un nuevo intento por lograr la ansiada estabilidad política que el país no encuentra hace más de un año. Los diputados italianos dieron el lunes por una holgada mayoría su voto de confianza al nuevo gobierno de Giuseppe Conte, quien prometió que impulsará una «nueva era de reformas» para lograr un mejor país, pero en lo que estima indispensable el apoyo de Europa.

De los 606 diputados que votaron, 343 dieron su voto de confianza al gobierno y 263 votaron en contra, y otros tres se abstuvieron, según el recuento oficial.

En un discurso de una hora y media, el jefe de gobierno, que mantuvo su puesto y lidera una nueva mayoría compuesta por el Movimiento 5 Estrellas (M5E, antisistema) y el Partido Demócrata (PD, centroizquierda), presentó un «amplio proyecto político» cuya puesta en marcha se extenderá durante una legislatura que durará hasta 2023.

El cambio, a sus ojos, se basará en la moderación. Para ello pidió a la clase política, pero también a los ciudadanos, «más sobriedad, sobre todo en las redes sociales» y a sus ministros más «cohesión y lealtad». Conte se refería claramente a la precedente coalición de gobierno, que unió al M5E y a la Liga (extrema derecha), marcada por las disputas y las polémicas diarias. De hecho el líder de esta organización, Matteo Salvini, se caracteriza por hacer política a través de Twitter y Facebook, promoviendo ideales antimigración y mensajes que para muchos rayan con el racismo.

«Los ciudadanos esperan de nosotros un discurso y una acción a la altura de nuestras funciones y también un poco más de humanidad», dijo Conte, considerando indispensable «devolver la confianza» a las instituciones.

El programa de Conte, que él mismo calificó de «pacto político y social», retoma las grandes líneas de un acuerdo logrado entre M5E y el PD. Este acuerdo quiere «hacer renacer el país dándole desarrollo e igualdad social», agregó.

Una de las primeras tareas del gobierno será relanzar el crecimiento de un país al borde de la recesión, gracias a un presupuesto para 2020 que desea evitar el alza automática del IVA «en un contexto económico internacional incierto».

Conte consideró que había que «mejorar el pacto de estabilidad» de la Unión Europea, que impone a todos los países un déficit inferior al 3% del PIB y un nivel de endeudamiento inferior al 60%. Italia cumple los requisitos del déficit, pero tiene una deuda superior al 132% del PIB.

Las reglas presupuestarias demasiado rígidas «corren el riesgo de invisibilizar los esfuerzos importantes que se han realizado para relanzar el crecimiento del país», dijo Conte.

«Más solidaridad» europea 

El pacto de estabilidad debe, en un futuro, «apoyar las inversiones, entre ellas las que permitirán un desarrollo respetuoso del medio ambiente y equitativo en el ámbito social», subrayó.

En el ámbito europeo, Conte propuso una «conferencia sobre el futuro de Europa» para dar impulso al continente en el ámbito internacional y redefinir su papel «en un mundo en plena transformación».

Conte dijo esperar de Europa «más solidaridad» en cuestiones de inmigración, un tema que Italia quiere gestionar a partir de ahora «de manera estructural y no tanto como una emergencia».

A los italianos, Conte les ha prometido que prestará más atención a los jóvenes, sobre todo a los del sur, región más empobrecida, gracias a mejores formaciones.

También garantizó ayudas a los agricultores, una reducción de las cotizaciones sociales de los trabajadores y más apoyo a las pequeñas y medianas empresas (PYMES) y a la innovación de la industria de Italia, segunda potencia industrial de la zona euro.

Durante su discurso, Conte fue interrumpido varias veces por los diputados de extrema derecha que pedían, a gritos, nuevas elecciones. Frente al Parlamento, varios centenares de manifestantes radicales ondeaban banderas italianas y mostraban una fotografía de Conte instándole a «dejar su sillón y convocar elecciones».

Ante estos manifestantes, Salvini garantizó que hará «una oposición seria». «En el Parlamento, pero también entre la gente, de norte a sur, ciudad a ciudad», dijo. «Hoy, una parte de Italia, a mi entender mayoritaria en el país, ha bajado a las calles para pedir nuevas elecciones», agregó.

Tras el voto fácil en la cámara de diputados, la situación puede complicarse el martes en el Senado, donde el primer ministro no tiene el mismo apoyo.