Ketanji Brown Jackson empezará a las 11 de la mañana las audiencias, ante el Comité Judicial del Senado. Estas durarán cuatro días y allí se decidirá si ella será o no la primera mujer afroamericana en llegar como magistrada a la Corte Suprema de Justicia. Los demócratas desean confirmar a Jackson antes de que el Senado empiece sus vacaciones el próximo 8 de abril.

Esto también le otorgará a Jackson la posibilidad de explicar públicamente por qué ha tomado ciertas decisiones dentro de su carrera profesional, cómo aborda los casos y cuál cree que es el papel de la Corte Suprema.

Según la periodista Karen Juanita Carillo, experta en temas de la comunidad afroamericana y afrolatina, tener a Jackson en la Corte “dará el equilibrio que el tribunal necesita mantener. Reemplazar a Breyer con otro juez liberal será beneficioso para el país en este momento”.

La incorporación de Jackson a la Corte no alterará su equilibrio ideológico, pues cuenta en su mayoría con magistrados republicanos, pero su asignación está prevista para que dure décadas. La jueza fue nominada por el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, para reemplazar al magistrado demócrata Stephen Bryer, quien decidió retirarse de los estrados después de 28 años.

La carrera de Jackson como jurista ha sido brillante, por esto su nombre ya sonaba para este cargo, desde mucho antes que Breyer anunciara su retiro. De hecho, el expresidente Barack Obama la había considerado para reemplazar al juez Antonin Scalia en la Corte Suprema en el 2016. Su nominación es notoria no solo por el hecho de ser la primera mujer afro que llegará a este puesto, sino también por su trayectoria profesional.

A diferencia del resto de los jueces de la Corte, Jackson no ha sido fiscal. De hecho, fue defensora pública y desde allí trabajó con habitantes de la calle e, incluso, con un exprisionero de Guantánamo, quien demandó al Gobierno de los Estados Unidos por las torturas sufridas en ese centro de detención. Aunque también, desde el año pasado, forma parte del Tribunal de Apelaciones de Washington D. C., que es considerada la segunda corte más importante del país y una vía rápida para llegar a la Corte Suprema.

Esta institución cuenta con nueve magistrados de por vida, y aunque ya ha tenido un afroamericano entre sus filas, Clarence Thomas, quien fue el primer afroamericano en ser elegido para la Corte, nunca ha contado con una mujer afro como miembro de esta institución.

Hasta la fecha, de los 115 jueces que han sido parte del Supremo desde su inicio, solo cinco han sido mujeres, cuatro mujeres blancas y una hispana. Debido a esto, desde su llegada a la Casa Blanca, Joe Biden, ha intentado aumentar la diversidad de los tribunales del gobierno en todo el país, en parte quizás porque su elección como presidente fue gracias a los votos afroamericanos.

Si Jackson llegase al tribunal superior, sería la cuarta persona en reemplazar al magistrado con el que trabajaba, pues en 1999 se desempeñó por dos años como la asistente legal de Breyer. De su trabajo junto con el magistrado solamente tiene cosas buenas por decir.

De hecho, en el 2017, durante un evento, la jueza afirmó que haber trabajado junto con él fue una oportunidad única, pues pudo “ser testigo del funcionamiento de su mente brillante”, según afirma CNN.

Por otro lado, los augurios para la nominación de Jackson pintan bien, de hecho tanto republicanos como demócratas reconocen a Jackson como una abogada destacada con una carrera notable. Al referirse a la jueza, Biden aseguró que es una “creadora de consenso con una comprensión pragmática de que la ley debe funcionar para el pueblo estadounidense”.

Ketanji Brown: de Miami a Harvard

El ascenso de Jackson hacia la Corte Suprema era esperado. De hecho, el año pasado, durante la sesión de confirmación para ser parte del Tribunal de Apelaciones, Jackson fue entrevistada por Marsha Blackburn, la senadora republicana de Tennesse, quien le mencionó los rumores sobre su posible nominación a la Corte Suprema.

La senadora le preguntó a Jackson si era consciente de que se hablaba de ella como “candidata a la Corte Suprema” y la cuestionó sobre la propuesta impulsada por los demócratas de tratar de eliminar la mayoría conservadora que se encuentra en el tribunal supremo, al agregar más jueces al estrado. Aunque Jackson se negó a responder, la pregunta demuestra que su nominación a la Corte ya se rumoreaba y solo era una cuestión de tiempo.

Por otro lado, según Carrillo, Jackson es “la persona perfecta para contrarrestar a las personas de extrema derecha”. Aunque su nominación ya se venía venir, le tomó bastante tiempo al país tener una mujer afro en la Corte; de acuerdo con la periodista, esto se debe a que en Estados Unidos existe una lucha “en el sentido de que queremos que este país se expanda y permita que todas las personas, todos los ciudadanos sean parte del gobierno” o se mantiene “solo para los hombres blancos y sus proyectos”.

Jackson nació en Washington D. C., la capital, pero creció en Miami, Florida. Sus padres fueron los primeros en ir a una universidad en sus respectivas familias. Su madre fue profesora y directora de escuela, su padre fue profesor de historia y después decidió ser abogado.

Es, de hecho, gracias a su padre que se dedicó al derecho, según afirmó Jackson durante su discurso en la Casa Blanca, después de que se anunciara su nominación a la Corte, “fue mi padre quien me inició en este camino cuando era niña, ya que mi padre tomó la fatídica decisión de hacer la transición de su trabajo como profesor de historia a ir a la facultad de derecho”.

Siempre fue una alumna destacada, se graduó del colegio secundario, Palmetto Senior High School, reconocido por ser la escuela de varios deportistas olímpicos y de Jeff Bezos, el multimillonario dueño de Amazon. También participó en concursos de debates, fue la presidenta de su clase, campeona nacional de oratoria y sus compañeros la declararon como la persona que “más éxito tendría” y la “más talentosa”, según The Washington Post.

Pese a que estudió en un colegio reconocido, allí sufrió una de sus primeras cuotas de racismo, cuando su consejero escolar se enteró de que ella quería estudiar en Harvard, una de las universidades más prestigiosas del país, le dijo que se fijara metas más bajas. Sin embargo, eso no la detuvo, Jackson estudió la carrera de Gobierno en Harvard y se graduó con honores en 1992. En 1996 se volvió a graduar con honores, pero de la escuela de leyes de esta universidad.

En Harvard, según afirma Politico, tomó clases de teatro junto con el reconocido actor de Hollywood, Matt Damon, y allí también conoció a su esposo, Patrick Jackson, quien es hoy en día un cirujano gastroenterólogo del Hospital de la Universidad de Georgetown. En 1996 se casaron y tuvieron dos hijas, Talia de 21 y Leila de 17 años.

A pesar de que no habla mucho sobre su relación, Jackson sí se ha referido sobre las diferencias que existen entre su esposo, quien es blanco. Ella, durante una entrevista, explicó que su esposo es un “Brahmán de Boston’ por excelencia, su familia se remonta a Inglaterra antes del Mayflower. Él y su hermano gemelo son, de hecho, la sexta generación de su familia en graduarse de la Universidad de Harvard. Por el contrario, yo soy solo la segunda generación de mi familia en ir a una universidad, y estoy bastante segura de que si rastreas mi linaje familiar más allá de mis abuelos, que se criaron en Georgia, encontrarás que mis antepasados eran esclavos en ambos lados”.

Curriculum brillante

La carrera de Jackson ha sido tan brillante como variopinta. Se ha desempeñado como abogada de oficio, vicepresidenta de la Comisión de Sentencias del país, abogada en firmas privadas y también trabajó como juez en dos tribunales federales. Precisamente, esa diversidad de trabajos que ha desempeñado en la rama judicial es donde radica la fortaleza de Jackson hacia el cargo y fue una de las razones por las que Biden decidió nominarla.

En el comunicado publicado en la página de la Casa Blanca, el presidente describió a Jackson como “una de las mentes legales más brillantes de nuestra nación, quien cuenta con una experiencia inusualmente amplia en nuestro sistema legal, lo que le da la perspectiva para ser una jueza excepcional”.

Otro de los motivos por los cuales fue escogida por Biden es debido al interés del presidente en cambiar los tribunales del país, haciéndolos más diversos. Por eso, el año pasado, seis días después de haber llegado a la Casa Blanca, Biden le ofreció a Jackson reemplazar a Merrick Garland, un juez del Tribunal Federal de Apelaciones, ya que esa labor le serviría a Jackson para prepararse mejor y mejorar su perfil para llegar a la Corte Suprema, sabiendo que en cualquier momento Breyer podría retirarse.

Su labor como abogada de oficio, según afirma una fuente citada por la CNN, le otorga a Jackson, “una comprensión de cómo la ley afecta a las personas en función de sus experiencias profesionales y de vida. Además, demuestra un fuerte compromiso con que la justicia sea más equitativa”.

Cuando le preguntaron durante su audiencia de confirmación el año pasado, para el cargo en el Tribunal de Apelaciones, por qué había elegido ingresar al servicio público al principio de su carrera, Jackson explicó que ella se dio cuenta de que no entendía lo que sucedía en los casos penales y “quería entender el sistema.”

Además, aseguró que la experiencia le sirvió para ayudar a las personas. Jackson proviene de un entorno de servidores públicos, pues su hermano, además, fue oficial de policía y estuvo en el ejército en la guerra de Irak, así que para ella “estar en la oficina de defensores públicos se sentía como la oportunidad de ayudar con mis habilidades y talentos”.

Asimismo, señaló que la experiencia la convirtió en una mejor jueza, ya que durante su labor como defensora pública, se dio cuenta de que muchos de sus clientes no entendían lo que les había sucedido en el sistema judicial. Por esto, cuando fue jueza de primera instancia, se comunicaba directamente con los acusados para que entendieran lo que estaba sucediendo.

Por otro lado, cuando trabajó como vicepresidenta de la Comisión de Sentencias, ayudó a reducir las penas hacia los presidiarios sentenciados por la venta de drogas, particularmente para el crack, que tenía una pena mucho más severa en comparación con la cocaína, esto gracias a que varios de sus familiares trabajaron como miembros de la policía. También se dice que el hecho tuvo que ver con su tío, el hermano mayor de su padre, quien llevaba 15 en prisión y había sido sentenciado a cadena perpetua por un delito no violento relacionado con las drogas. Gracias a su gestión, 30.000 convictos tuvieron sus penas reducidas.

La condena hacia su tío fue conmutada por el expresidente Barack Obama, según lo que reporta el Washington Post, Jackson le cedió el caso a una firma de abogados, quienes lo defendieron de forma gratuita, lo que le permitió a su tío salir de la cárcel, aunque falleció cuatro meses después, a los 78 años.

Mujer afro y de fe

Durante las audiencias para el cargo en el Tribunal de Apelaciones, a Jackson le preguntaron si la raza será determinante en el tipo de juez que ha sido o será. Ante esto, Jackson aclaró que la raza no ha jugado “un papel en el tipo de juez que es, pues cuando está trabajando, ella analiza “los argumentos, los hechos y la ley” y deja de lado “metódica e intencionalmente los puntos de vista personales y cualquier otra consideración inapropiada, ya que considero que la raza sería el tipo de cosa que sería inapropiado inyectar en mi evaluación de un caso”, aseveró. Además, explicó que si bien la raza no es relevante en su trabajo, su experiencia profesional que difiere de la de sus compañeros podría ser valiosa para el tribunal.

Una de las preguntas que le podrían hacer a Jackson durante las audiencias sería sobre su religión. Jackson es cristiana y si llegase a confirmar su nominación, ella se convertiría en la segunda juez protestante en la Corte actual. No obstante, según una fuente citada por ABC, “su fe surgirá en términos de cómo ha informado sus puntos de vista sobre el mundo y la ley. Pero dudo que sea tanto un punto de discordia como un punto de orgullo”.

Por otro lado, según afirma Politico, “si bien es incierto que Jackson obtendría votos republicanos durante la confirmación de la Corte Suprema, hubo un trío: los senadores Lindsey Graham de Carolina del Sur, Susan Collins de Maine y Lisa Murkowski de Alaska, que se unieron a los demócratas para confirmarla en el Tribunal de Circuito de DC. de Apelaciones el año pasado”.

No obstante, el Partido Demócrata no necesita el respaldo del Partido Republicano, ya que controlan 50 escaños en el Senado y Kamala Harris, la vicepresidenta, puede desempatar cualquier decisión, lo que les permite confirmar a Jackson sin su apoyo.

Sin embargo, tanto la Casa Blanca como los líderes del Partido Demócrata esperan que el Senado apruebe esta nominación con el respaldo de ambos partidos, según afirmó el presidente del Comité Judicial del Senado, Dick Durbin, quien pertenece al partido demócrata. Para él media docena de republicanos podrían confirmar a Jackson al cargo.