Elegir a Estados Unidos, Canadá y México como sede del Mundial de Fútbol de 2026 es un gesto curioso de la FIFA, sobre todo por el contexto político en el que se da. En los últimos meses la relación de Trump con los otros dos países ha ido de mal en peor. Diferentes ataques verbales y tensiones comerciales han deteriorado una relación que tendrá que recomponerse en los próximos años.

La celebración del torneo en los tres países fue anunciada hoy en Moscú por la FIFA, un año después de que el 10 de abril de 2017 lanzaran su candidatura conjunta en una rueda de prensa celebrada en Nueva York.

Hace unos meses, de hecho, Trump advertía: «EE. UU. se ha unido en una propuesta fuerte con Canadá y México para la Copa del Mundo de 2026. Sería una pena que los países que siempre apoyamos hicieran lobby contra la candidatura de EE.UU. ¿Por qué deberíamos apoyar a estos países cuando no nos apoyan (incluso en las Naciones Unidas)?».

Si el mensaje surtió efecto sobre los países que votaron a su favor nunca se sabrá. El anuncio, sin embargo, se produce en medio de fuertes tensiones comerciales entre Estados Unidos con sus vecinos del norte y del sur, unido a desplantes, críticas y recelos diplomáticos que han colocado esa vinculación en el peor momento en muchos años.

Frente a la crisis que atraviesa el Tratado de Libre Comercio en América del Norte (TLCAN), por el empeño de Trump de revisarlo o ponerle un plazo de vigencia, el fútbol de la región ha demostrado que los puentes deportivos sí están al margen de esos recelos.

La decisión de la FIFA de celebrar el torneo en Norteamérica «es un testamento de nuestras tres naciones para unirnos (…) y un paso monumental en nuestra misión colectiva», afirmó Don Garber, máximo responsable de la Liga Mayor del Fútbol de EEUU (MLS).

Hace un año, cuando se lanzó la candidatura, los tres países ya avisaron que querían hacer historia, y lo han conseguido: por primera vez el principal torneo de fútbol a nivel mundial se celebrará con tres países como sedes.

Ya lo dijo en 2017, cuando fue lanzada la candidatura desde el World Trade Center de Nueva York, el presidente de la federación mexicana, Decio de María.

«Se cumple uno de los objetivos del fútbol. Permite construir proyectos, sueños y emociones», aseguró De María.

Y en esa ocasión, el entonces presidente de la Federación de Fútbol de Estados Unidos, Sunil Gulati, aseguró que la triple candidatura contaba con el «total apoyo» de Trump y dijo que estaba «especialmente satisfecho» de unir a México en esta iniciativa.

Fue una declaración para intentar pasar página a las críticas que durante la campaña electoral Trump lanzó a su vecino del sur, acusándolo de mandar a este país «drogas, el crimen, a los violadores».

Será difícil que el Gobierno de Estados Unidos mejore esa relación con México a corto plazo, pero lo que ha sorprendido es que Trump también se haya peleado con el primer ministro canadiense, Justin Trudeu.

Esa pelea es la más reciente, y ha surgido a causa de los aranceles al acero y aluminio importado que impuso Estados Unidos a Canadá y otros países, medida que ha sido respondida con críticas y represalias comerciales.

Esos roces se hicieron visibles en la última cumbre del G7 en Canadá, cuando Trump retiró su firma del comunicado final, después de acusar a su colega del norte de «deshonesto y débil» y de hacer «declaraciones falsas» durante la rueda de prensa final.

Pero otros responsables del equipo de Trump fueron más allá y acusaron a Trudeu de traición o, peor aún, decir que existe un lugar en el infierno para él. Todo ello a pesar de que entre las cosas que comparten muchos estadounidenses se encuentra la idea de que nadie tiene motivos para pelearse con Canadá.

Ahora los tres países tienen que comenzar con los detalles de este TLCAN deportivo, con o sin la ayuda de Trump, una labor que, como destacaron los presidentes de las federaciones de los tres países tras conocer la decisión de la FIFA, recompensa muchos esfuerzos.

«En los próximos ocho años, esperamos trabajar juntos con todas las partes de esta familia del fútbol -especialmente los aficionados en todos los lugares- para ser sede de una celebración del fútbol que el mundo nunca ha visto», dice la declaración.

El compromiso está firmado por De María, el presidente del fútbol canadiense, Steven Reed, y el sustituto de Gulati, Carlos Cordeiro.

Trump, mientras tanto, en un mensaje por Twitter difundido tras conocerse la noticia, fue parco en entusiasmo: «Estados Unidos, junto con México y Canadá, acaban de conseguir la Copa Mundial. Felicitaciones: una gran cantidad de trabajo».

Para 2026, sin embargo, Trump ya no estará en la Casa Blanca, y no podrá disfrutar desde un lugar preferente las glorias de la unidad deportiva entre los tres países.