La escalada militar entre Israel y Hamás creó una catástrofe humanitaria que está afectando a casi todos los civiles que viven en Gaza. “Destruyeron nuestra casa de dos plantas, ¡No sé por qué nos eligieron a nosotros! Fue una noche aterradora y violenta”, declaró a la AFP Nazmi al-Dahduh, de 70 años, un residente del oeste de la ciudad de Gaza. El martes por la mañana los bombardeos prosiguieron en el enclave palestino, tras una noche de ataques intensos en Gaza con explosiones que iluminaban el cielo.

Desde que empezaron los actuales enfrentamientos, al menos 213 palestinos, entre ellos 61 niños, murieron en Gaza y más de 1.400 resultaron heridos. Mientras que en el lado israelí 10 personas fallecieron, incluido un niño, y 294 resultaron heridas. Según cifras del ejército de Israel, más de 3.440 misiles fueron disparados desde la Franja de Gaza desde que arrancó la escalada de violencia; más del 90 % de los cohetes fue interceptado por el sistema de defensa antiaéreo israelí.

El actual nivel de destrucción y pérdida de vidas humanas es una desafío para un territorio en el que más de dos tercios de sus habitantes dependen de la ayuda humanitaria, y uno de cada dos vive por debajo del umbral de la pobreza.

En la Franja de Gaza los hospitales están desbordados por el coronavirus y en los últimos días también por centenares de personas alcanzadas por los bombardeos israelíes. Incluso, la Oficina de Coordinación Humanitaria de Naciones Unidas en Palestina, advirtió que el daño en “infraestructuras esenciales” provocado por los bombardeos amenaza con causar “un deterioro adicional en el acceso a servicios básicos”. Seis hospitales y ocho clínicas han sufrido daños por bombas en la región.

Para el doctor Usama el Aklouk, subdirector del hospital Al Shifa, estos ataques a fábricas, hospitales y escuelas tienen un propósito: “Destruir tres sectores claves, la economía, la sanidad y la educación”, dijo Aklouk a El País de España. Los bombardeos de la víspera alcanzaron las oficinas de la Media Luna Roja catarí y la única clínica dedicada a la detección del covid-19 en este territorio asolado por la pobreza y bajo bloqueo israelí desde hace casi 15 años.

Sin agua

Los misiles israelíes dejaron cráteres en la calzada y causaron destrozos en la red eléctrica, sumiendo a Gaza en la oscuridad. El New York Times informó este lunes que los sistemas de alcantarillado fueron destruidos, enviando aguas residuales fétidas a las calles de Gaza. “Una planta de desalinización que ayudó a proporcionar agua dulce a 250.000 personas está desconectada y las tuberías de agua que abastecen al menos a 800.000 personas han resultado dañadas”, informó este martes el diario estadounidense.

Toda estra crisis en una región donde viven hacinados dos millones de palestinos. Raquel Martí, directora de la Agencia de la ONU para Refugiados Palestinos (UNRWA), explicó a El País de España que el 60 % de la población de Gaza, es decir, alrededor de 1.200.000 personas, depende de la UNRWA para alimentarse.

“El 90% de los hogares gazatíes no dispone tampoco de agua potable, pues las sucesivas operaciones militares han dañado gravemente la red pública de agua”, se lee en la publicación del diario español.

Israel había decidido el martes abrir el paso fronterizo de Kerem Shalom para llevar ayuda humanitaria a la Franja de Gaza. Pero lo cerró poco después a causa de disparos de mortero contra camiones con ayuda, indicó Cogat, el organismo israelí responsable de operaciones civiles en los territorios palestinos. Ya son casi 40.000 los palestinos desplazados por las disputas, esto sin contar que cerca de 2.500 personas perdieron sus hogares en los bombardeos.

Las disputas

Los detonantes de la actual disputa entre Israel y Hamás se centraron inicialmente en Jerusalén, donde confluyeron una serie de factores: enfrentamientos entre civiles israelíes y palestinos, el posible desalojo de palestinos del barrio Sheikh Jarrah en Jerusalén Este, y dos intervenciones, en menos de dos días, de la policía israelí en la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar santo del islam.

Hamás, considerado como un grupo terrorista por Israel, se presentó como el defensor de las familias palestinas que corrían el riesgo de ser desalojadas en favor de colonos judíos. Esta zona, y la Explanada de las Mezquitas, un lugar ultrasensible entre palestinos e israelíes en el centro de la Ciudad Vieja de Jerusalén, fue el foco de unos enfrentamientos entre la policía israelí y los palestinos que dejaron más de 500 heridos. Según la policía israelí, los palestinos lanzaron proyectiles contra las fuerzas de seguridad, que replicaron con granadas ensordecedoras y balas de goma. Estos disturbios provocaron la lluvia de misiles que anticiparon tiempos convulsos, una escalada peligrosa en medio de una región inestable.

Desde que Hamás empezó a disparar misiles contra Jerusalén y Tel Aviv, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció que intensificaría sus ataques contra el grupo islamista. “Les digo a las organizaciones terroristas: Israel responderá enérgicamente a cualquier acto de agresión desde la Franja de Gaza”.

Con información de Afp*