Antes del cierre de la VIII Cumbre de las Américas, la expectativa eran altas. Era la oportunidad de que los mandatarios de la región, en bloque, realizaran condenaran la crisis política y humanitaria que atraviesa Venezuela. Al respecto, José Miguel Vivanco, director de Human Rights Whatch, le dijo a El Espectador que había mantenido conversaciones con el Secretario General de La OEA, Luis Almagro, uno de los principales promotores de activar la Carta Democrática, contra Venezuela.

La Carta Democrática es un mecanismo simbólico para marginar de la Organización de Estados Americanos a todos los países donde no se respete el orden democrático. Para Vivanco, la problemática de Venezuela supera el ámbito meramente político:

“estamos frente a una dictadura cívico-militar que asfixia todas las libertades que concentra todo el poder en sus manos”, dijo Vivanco quien llamó la atención sobre los menores de edad que han sido retenido por el régimen de Nicolás Maduro: “niños de 16 años cuyo delito ha sido comunicarse por Facebook o Whatsapp apoyando las manifestaciones legitimas que se dan contra el régimen dictatorial de maduro. Han sido virtualmente secuestrados en sus hogares y están hoy día en manos del Sebin, vulnerando toda la normativa más elemental en materia de derechos humanos”.

El llamado de Vivanco fue respaldado por los hechos. En las calles de Lima, mientras se adelantaba la Cumbre de las Américas, varios ciudadanos venezolanos salieron a protestar en contra de Maudro y a pedir una condena de los países reunidos en el evento internacional. Se estima que Perú ha recibido 190.000 ciudadanos venezolanos, una cantidad pequeña en comparación a las que ha llegado a países que comparten frontera con el país bolivariano.

La declaración conjunta llegó con la firma de Argentina, Bahamas, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía, y Estados Unidos. En sus siete puntos, los países de la región le exigen la realización de elecciones libres y transparentes, se comprometen impulsar acciones para restituir el orden constitucional a través de la OEA y respaldan al Asamblea Nacional de mayoría opositora que Maduro intentó reemplazar con un Asamblea Nacional Constituyente.

Asimismo, los países de la región pidieron que tanto las Naciones Unidas como la OEA implementen programas de asistencia humanitaria para aliviar la escasez que atraviesa Venezuela y pidieron que el régimen permita la entrada de esa ayuda al país.

La declaración tiene ausentes previsibles, como Cuba y Bolivia, que respaldan al régimen bolivariano. Sobre ese apoyo se refirió el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau: «Les decimos a nuestros amigos y vecinos que dicen ser amigos de Venezuela, que ser un verdadero amigo de Venezuela hoy debe significar ser un amigo del pueblo venezolano, y no solo del Gobierno autoritario de Maduro».

Reunión bilateral Santos-Pence

En la declaración conjunta de los delegados de Colombia y Estados Unidos también hubo noticias sobre Venezuela. Después de agradecer el apoyo que el presidente Santos le había expresado frente al ataque realizado en Siria la noche del viernes, el vicepresidente de estadounidense destacó la solidaridad que los colombianos frente a los migrantes venezolanos y anunció que se incrementará en 16 millones de dólares el presupuesto con el que Estados Unidos apoya al gobierno colombiano para manejar la llegada de migrantes desde Venezuela.