El jueves 11 de mayo el presidente estadounidense despidió al director del F.B.I, James Comey, quien adelantaba pesquisas sobre los nexos de la campaña presidencial de Trump con Rusia. La relación del jefe del cuerpo de investigación con el presidente está llena de altibajos a los que se les puede seguir la pista a través de los trinos del mandatario.

Antes de las elecciones.

El FBI jugó un papel crucial durante las elecciones que llevaron a Trump a la Casa Blanca. En mayo de 2015, el buró de investigación federal anunció que la candidata demócrata, Hilary Clinton, estaba siendo investigada por haber puesto en riesgo información clasificada.

Mientras ocupó el cargo de Secretaria de Estado de la administración Obama, Clinton utilizó un servidor privado para enviar correos electrónicos oficiales. Las acciones de Clinton eran una violación abierta de los protocolos de seguridad que se utilizan para ese tipo de comunicaciones y fueron uno de los caballitos de batalla de la campaña Republicana en su contra.

En Julio de 2016 Comey anunció que, a pasar de la evidencia de posibles filtraciones de material clasificado, no recomendaba imputar cargos a la entonces candidata presidencial.

La indignación de Trump a través de su cuenta de twitter no se hizo esperar. “El director del FBI dijo que la mentirosa Hilary comprometió nuestra seguridad nacional. No hay cargos. ¡Wow!”. Se apresuró a trinar el entonces candidato republicano.

Apenas unos meses después, el 31 de octubre de 2016, 11 días antes de que los estadounidenses se dirigieran a las urnas, Comey anunció una nueva investigación contra Hilton, algo que Trump celebró en un evento de campaña diciendo que habían hecho falta agallas para tomar esa decisión.

Al día siguiente, en su cuenta de Twiter se podía leer el siguiente trino: “Miren el modo en que la deshonesta Hilary está manejando el caso de los e-mails y el desastre en el que está. No es apta para ser presidente. ¡Tiene mal jucio!”

Durante sus últimos días al frente del FBI, Comey tuvo que testificar frente al Congreso para explicar su decisión de hacer pública la investigación que reabrió en contra de Clinton y explicó que lo había hecho para evitar cualquier posibilidad de encubrimiento.

Con el presidente Trump en el poder

Después de las elecciones era apenas lógico prever que Trump iba a tener en el director del FBI uno de sus más grandes aliados. Sin embargo, según información del New York Times, las reuniones en las que el presidente estadounidense le pidió lealtad a Comey fueron infructuosas.

La tensión entre Comey y Trump escaló aún más cuando el 4 de Marzo, el presidente acusó a la administración de Obama de haber interceptado sus comunicaciones durante la campaña presidencial.

“Qué bajo ha caído el presidente Obama al chuzar mis teléfonos durante el sagrado proceso de las elecciones. Esto es [como] Nixon/Watergate. ¡Mal tipo!»

Al día siguiente, Comey le pidió al Departamento de Justicia estadounidense que rechazaran públicamente las declaraciones de Trump. Unas semanas después, el 20 de mayo, Comey anunció que como parte de un esfuerzo de contrainteligencia, el FBI estaba investigando la interferencia de Moscú en las elecciones presidenciales y los posibles nexos de colaboradores de Trump con oficiales rusos.

El 2 de mayo Trump arremetió en contra de Comey a través de Twitter: “¡El director del FBI es lo mejor que le ha pásado a Hilary Clinton y le dio vía libre para hacer muchas cosas malas! Ese farsante…”

Aunque en una entrevista para la NBC Trump afirmó que la decisión sacar a Comey de la dirección del FBI había sido exclusivamente suya, en las primeras comunicaciones oficiales en las que se anunció el despido le atribuían la decisión a las sugerencias que le habían dado al presidente Jeff Sessions y Rod J. Rosestein, quienes ocupan los cargos de fiscal y vice fiscal general. La reunión habría tenido lugar el mismo día en que Trump público un trino sobre la investigación que adelantaba Comey:

La historia de una conspiración Rusia-Trump es una farsa total, cuándo van a parar esta payasada financiada con el dinero de los contribuyentes”

Esta es la segunda vez en la historia de Estados Unidos en la que un presidente despide a un director del FBI. La primera ocurrió durante la administración de Richard Nixon en un intento por entorpecer la investigación sobre las grabaciones ilegales que se habían realizado durante la convención demócrata y que des3mbocaron en el caso Watergate y la renuncia del presidente.

Tras el despido de Comey, el Comité de Inteligencia del Senado tomó las riendas de la investigación sobre los nexos de la campaña de Trump y Rusia. Además de exigirle al recientemente destituido consejero de Seguridad Nacional, Michel Flynn, que entregara toda la información sobre sus vínculos con Moscú, también le pidió a Comey que declara a puerta cerrada sobre el caso.

Lo anterior e información publicada por el New York Times sobre los encuentros entre el ex director del FBI y Trump parecen haber sido los motivos de una nueva arremetida en Twitter en la que desestimaba el caso como un invento de los medios y los demócratas y llegaba incluso a amenazar a Comey con publicar conversaciones privadas:

La estrategia, aunque causó revuelo en los medios parece haber sido efectiva. En la tarde del viernes Comey dio a conocer que no se presentaría a dar declaraciones ante el senado.