Suecia y Colombia han mantenido relaciones bilaterales por 150 años. El país fue un aliado clave en las iniciativas de restitución de tierras y la reparación colectiva de víctimas del conflicto armado. Apoyó la participación de mujeres en todas las etapas del proceso de paz, y fue el principal aportante al Fondo de Justicia Transicional.

En 2019, Tommy Strömberg, embajador saliente de Suecia, le contó a este diario que se fue de la embajada preocupado por el asesinato de líderes sociales y la ilegalidad del narcotráfico. “Pero hay que ver las cosas con paciencia, no todo se arregla en un día. Para el país lo importante es mantener un proceso de construcción de paz, eso va de la mano con el desarrollo sostenible”, dijo Strömberg. Y esas siguen siendo las apuestas de la Embajada.

En diálogo con El Espectador, Helena Storm, embajadora de Suecia en Colombia, habló sobre sobre sus metas al llegar al país. Algunos puntos claves: apoyar la construcción de paz en Colombia, impulsar varias estrategias para el cuidado del medio ambiente, y fortalecer la igualdad de género.

Storm fue cónsul General de Suecia en Hong Kong y Macau donde se enfocó en el intercambio comercial. Previamente ocupó el rol de jefe de Oficina del ministro de Comercio Exterior, y fue diplomática en la Embajada de Suecia en Ankara (Turquía). También trabajó con los países nórdico-bálticos en el tema de trata de personas. Tiene doble diploma en ciencia política y derecho con enfoque en Derechos Humanos y Derecho Penal Internacional. Antes de unirse a la Cancillería sueca, trabajó en los tribunales penales internacionales para Ruanda y la antigua Yugoslavia.

Antes de arrancar, un breve contexto sobre el panorama actual de Suecia:

– Pandemia: Los suecos son casi los únicos en el mundo occidental que se negaron a imponer un confinamiento estricto por el coronavirus. ¿La razón? Los funcionarios dicen que esta es la mejor forma de evitar una crisis económica, y de mantener a flote otros aspectos cruciales de la vida pública como la apertura de servicios estatales, escuelas y hospitales. La clave: implementar restricciones leves y confiar en las buenas prácticas de la ciudadanía.

¿Funcionó? Las opiniones son diversas. En Suecia fueron confirmadas más de 13.000 muertes en una población de 10,2 millones, lo que significa que hay una tasa de mortalidad mucho más alta que sus vecinos inmediatos, según datos de la Universidad Johns Hopkins. “Se trata de tener una transmisión baja. Y Suecia no ha planteado eso como algo muy importante”, dijo Stefan Hanson, un experto sueco en enfermedades infecciosas, a ABC News. Hanson, y varios científicos suecos, criticaron el enfoque y adviertieron que esto causaría “muchas muertes innecesarias”.

Sin embargo, Marie Holmqvist, médica del hospital universitario Karolinska en Estocolmo, dice que la falta de prohibiciones no siempre es sinónimo de riesgo de contagio. “En algunas regiones los contagios están aumentando, mientras que en otras la situación está bajo control. Hay que decir que ahora no estamos ni cerca del nivel de pacientes hospitalizados durante la primera y segunda ola, y estamos viendo buenos resultados al implementar el esquema de vacunación. La mortalidad también está bajando”, dijo Holmqvist a DW.

– Manifestaciones: Pese a que la cuarentena estricta nunca estuvo dentro de sus planes, el gobierno sueco implementó varias medidas para mitigar los contagios: limitó el aforo de personas dentro de los locales, redujo los horarios de apertura de restaurantes, bares y cafeterías, y prohibió la venta de alcohol; medidas que no fueron bien recibidas por los suecos. El 6 de marzo la policía dispersó a cientos de personas que se reunieron en el centro de Estocolmo para protestar por las restricciones impuestas por el gobierno. En el país fueron confirmados más de 700.000 casos de covid-19.

Algunos datos curiosos del país:

  • El 99 % de los residuos domésticos son reciclados en Suecia.
  • El país ocupó el tercer lugar en el Índice Global de Innovación en 2018.
  • En Suecia los padres cuentan con 480 días de licencia parental compartida.
  • En 1994 se legalizó la unión entre parejas del mismo sexo.

¿Cuál es el principal reto a la hora de apoyar la implementación del Acuerdo de Paz en Colombia?

Suecia durante las últimas décadas ha sido un socio fiable a Colombia en la búsqueda de la paz, y seguirémos acompañando al país en este proceso. Apoyamos las tres partes de la Justicia Transicional: la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, la Comisión de la Verdad, y la JEP. Al mismo tiempo, es evidente que la paz no ha llegado a todas las regiones del país, y compartimos la preocupación por el asesinato de líderes sociales y excombatientes en Colombia.

Hay muchas iniciativas, buenas ideas y buena voluntad, pero un gran reto es coordinar a todos los actores. La comunidad internacional, embajadas, sociedad civil, y organizaciones internacionales y multilaterales, hacen parte de esa necesidad de coordinación para la implementación de los acuerdos.

¿Cómo la recibió el país?

Arauca fue mi primer viaje en terreno. Ese viaje fue muy especial para mí porque vi por primera vez la realidad en algunas zonas de Colombia. También es un territorio donde hay una gran parte de migrantes que vienen de Venezuela, y que llegan por la frontera del río Arauca. Es un reto enorme para el departamento, y hay muchas personas allí que hacen un trabajo impresionante, y que enfrentan múltiples desafíos con migrantes, víctimas del conflicto armado, y necesidades humanitarias a raíz del coronavirus.

Mi impresión es que hay voluntad, y hay mucho trabajo positivo y que da esperanza. Pero también hay un reto y no sólo es la coordinación, también es la falta de recursos. Trabajar en las zonas rurales de Colombia es clave para desarrollar una paz sostenible. Es por eso que apoyamos el trabajo de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) para facilitar que las personas reciban la asistencia humanitaria necesaria. El trabajo que hacen las organizaciones y el gobierno local para rescatar todos los grupos de personas con necesidades, es muy importante.

¿Qué le podría enseñar Suecia a Colombia en temas de paz?

La paz es difícil y dolorosa. Suecia también pasó por este proceso porque tuvimos muchas guerras. Diría que en el mundo no hay dos países que hayan tenido tantos enfrentamientos como ocurrió con Suecia y Dinamarca. Estamos hablando de más de 10 guerras; fueron enfrentamientos terribles, con mucha sangre. Pero hoy, los países nórdicos son parte de una de las regiones más sostenibles, y desarrolladas en términos económicos, de igualdad social, y de género. Es dificíl y toma tiempo, pero es posible.

Lo importante es buscar soluciones, entendimiento y negociaciones a través del diálogo. Establecer un proceso de reconciliación es fundamental, y tiene que haber una amplia participación a nivel local, en los municipios, de mujeres y hombres, y de diferentes grupos étnicos; que la negociación y el diálogo nacional incluya a todo el mundo en el país. Hay otros factores que son fundamentales y que están vinculados con políticas de economía y educación, pero a la larga, la paz es la base de todo.

¿Hay planes para asesorar a Colombia en temas de medio ambiente?

Suecia está cooperando con Colombia para financiar un estudio para producir biogás a partir de residuos sólidos y así proveer de energía al transporte público en las ciudades. Actualmente Suecia recicla y aprovecha entre el 99,3 y 99,5 % de los residuos domésticos. Es decir, solo alrededor del 0,5 y 0,7% de los residuos se va a rellenos sanitarios. La meta es llegar a 0.

El estudio en Colombia espera plantear una solución sostenible de economía circular, por un lado, para hacer una transición de la dependencia de combustibles fósiles a un tipo de energía alternativo; una solución que por el otro lado, aportará soluciones al desafío de desechos sólidos y rellenos sanitarios que enfrentan las ciudades actualmente.

Hay más de 90 empresas suecas en Colombia y son líderes mundiales en sostenibilidad e Innovación. El medio ambiente hace parte de nuestra cultural. Esto es un ejemplo para demostrar que es posible sostener económicamente a la sociedad, pero de una forma sostenible.

Suecia adoptó una política exterior feminista, ¿en qué consiste?

Suecia fue el primer país en adoptar una política exterior feminista. La razón es sencilla, y es que consideramos que la igualdad de género debe ser un requisito previo para alcanzar los objetivos más amplios de la política exterior de Suecia en materia de seguridad y desarrollo sostenible. Esta política se basa en tres puntos claves: fortalecer los recursos, la representación y los derechos de las mujeres. Y todo esto aplica en la vida política, social y económica.

En Colombia tenemos un eje de género y trabajamos con la promoción de los derechos humanos. Así lo hicimos desde las discusiones en la Habana, hasta la implementación del acuerdo. También nos enfocamos en la participación de las mujeres en la construcción de paz, en su empoderamiento económico, y en la promoción de los derechos reproductivos y sexuales.

¿Hay planes desde la Embajada para la promoción cultural?

Hemos aceptado la invitación de la Cámara Colombiana del Libro y Corferias para participar como país invitado de honor en el evento cultural y literario más grande de Colombia, la FILBo. Estamos a la expectativa de fortalecer las relaciones entre los dos países y de vivir juntos un tiempo de esperanza en un contexto complejo compartiendo nuestra cultura y valores en este gran evento. Por ahora, muchos detalles sobre nuestra participación están en planeación, pero lo que puedo decir es que tendremos contenidos presenciales y digitales para intercambiar experiencias en temas de innovación, creatividad, igualdad de género, derechos humanos, sostenibilidad y por supuesto, sobre la gran producción literaria de nuestro país.