El cuerpo del periodista Luis Enrique Ramírez fue encontrado en Culiacán, Sinaloa. Luego de haber sido secuestrado tras salir de su casa el miércoles en la noche, este crimen se convierte en el noveno ataque que sufre la prensa mexicana en lo corrido del año. Tiempo atrás, Ramírez había denunciado amenazas e, incluso, fue beneficiario de un mecanismo de protección en 2015.

Hace algunos años, en una entrevista, el periodista y columnista del medio El Debate, quien también trabajó en Milenio, El Financiero o La Jornada, aseguró: “Sí siento el peligro inminente de que soy el que sigue, porque hay un patrón [de asesinatos] en el que encajo”. Esto lo reforzó Juan Vázquez, miembro de Article 19, una organización de derechos humanos dedicada a la libertad de prensa, quien en declaraciones a Reuters dijo que Ramírez había recibido agresiones previas.

Ante lo sucedido, los primeros datos apuntan a que el periodista, de 59 años, salió de su casa a las 10:00 p. m. del miércoles, con la intención de dirigirse hacia una tienda en la colonia Morelos, en el centro de Culiacán. “En el lugar se encontraban unos hombres armados con los que el periodista se hizo de palabras y lo privaron de la libertad”, reportó el medio local Río Doce, fundado por Javier Valdez, asesinado también en la capital sinaloense en 2017. Luego, su cuerpo fue hallado envuelto en plástico.

El vocero presidencial, Jesús Cuevas, dijo en Twitter que el gobierno federal trabajaría con los gobiernos estatales y locales para investigar la muerte de Ramírez y que “reforzarían las medidas de seguridad para los periodistas”. Por su parte, el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, pidió a la fiscal estatal, Sara Bruna, que se haga “una investigación inmediata, rigurosa y exhaustiva” para esclarecer el crimen.