La fotografía de la histórica reunión para abordar la crisis ucraniana entre el presidente francés, Emmanuel Macron, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, ha dado lugar a muchos comentarios en internet y, por supuesto, a incontables memes.

Los dos líderes se sentaron en los extremos de una larga mesa en el Kremlin, lo que contrastó con la imagen tomada unos días antes durante la visita del mandatario argentino, Alberto Fernández, a quien se pudo observar al lado de Putin.

¿Fue la mesa un gesto propagandístico del Kremlin para mostrar su descontento con Europa? La historia detrás de la imagen nos muestra que no. Las últimas revelaciones sobre el encuentro Macron-Putin ofrecen otra muestra de la alta desconfianza que han tenido los líderes occidentales con Moscú.

La reunión Macron-Putin

Antes de que el presidente francés llegara a Moscú, el Kremlin le había ofrecido al gobierno francés dos opciones: que un médico ruso le hiciera una prueba de covid-19 tipo PCR a Macron o que ambos líderes guardaran una distancia de 4 metros.

Macron, según Reuters, se negó a hacerse la prueba por temor a que el Kremlin le robara su ADN durante el proceso, dijeron funcionarios cercanos al presidente francés a esta agencia.

“Sabíamos muy bien que eso significaba no dar un apretón de manos y esa mesa larga. Pero no podíamos aceptar que tuvieran en sus manos el ADN del presidente”, le dijo una fuente del círculo de Macron a Reuters.

Otra fuente añadió que la prueba “no era compatible” con las limitaciones del horario del presidente francés. Y, como el Kremlin dijo que debía mantener a Putin en una estricta burbuja de salud para que no se contagie del virus, la mesa fue entonces la alternativa elegida.

No es la primera vez que un líder occidental actúa con tanto recelo frente a Moscú. Cabe recordar que durante el encuentro con Putin en Ginebra en 2021, la delegación del presidente estadounidense, Joe Biden, llevó su propia agua embotellada. La delegación rusa actuó de la misma manera.

Otro caso emblemático de la desconfianza mutua entre Occidente y Rusia ocurrió en 1973 durante la firma de los acuerdos de Cooperación Científica y Técnica en el Campo de los Usos Pacíficos de la Energía Atómica y de Cooperación Básica Principios de Negociaciones sobre la Mayor Limitación de Armas Ofensivas Estratégicas.

El secretario general del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, Leonid Brezhnev, se reunió con el presidente estadounidense Richard Nixon para firmar los tratados. En un video se puede observar que Brezhnev espera a que Nixon beba primero de su copa por la desconfianza que había entre los líderes de ambas potencias y el temor de ser envenenados por el otro.