Aquel lunes, el avión de regreso a Buenos Aires proveniente de Madrid, tras perder la final de la Copa Libertadores ante River Plate, fue una caldera, un verdadero infierno.

Querían hallar culpables. Había mucha bronca, se escuchaban “concha de tu madre” al unísono. No era para menos: Boca Juniors había perdido el partido más importante de su historia ante su clásico rival. En medio de ese canibalismo, Sebastián Villa fue uno de los señalados, o tal vez el señalado. Directo a la guillotina: porque aunque no tuvo un mal rendimiento, llevaba apenas seis meses en el equipo y ya era titular indiscutido. Una presa fácil para desahogar el dolor de la derrota.

Villa, como el buen profesional y ser humano tranquilo que es, recibió los balazos en silencio. El vestuario de Boca es un mundo de infinitas variables que hay que saber manejar. Pura inteligencia emocional.

Llegaron las vacaciones y una nueva era en el equipo xeneize. Sin Guillermo Barros Schelotto, técnico defensor del atacante colombiano, llegó Gustavo Alfaro, y le tocó empezar de cero, otra vez. El antioqueño perdió terreno y el club le notificó que no estaba en los planes para 2019. Cuando ya había acabado la pretemporada, cuando ya no había casi chance de buscar otros aires.

Y para rematar, empezó el año llegando tarde a la concentración. En un descuido humano, lo dejó el avión. “Estoy seguro de que no va a volver a llegar retrasado, ya recibió su correctivo”, dijo Alfaro en rueda de prensa. Y agregó: “Si tengo que decirle a un jugador que no va a ser tenido en cuenta o que no va a jugar, no se lo voy a comunicar con el libro de pases cerrado”.

Pasaron los partidos, los meses. Hasta el 21 de febrero volvió a jugar un partido oficial. Y por obligación: Cristian Pavón, quien era el titular a pesar de su mal rendimiento, sufrió una lesión en su bíceps femoral izquierdo. El antioqueño de 22 años entró con categoría y todo lo que calló, lo gritó en la cancha. Volvieron los partidos cada siete días, volvió a tener peso en el vestuario.

Este miércoles, un año después de esa etapa consagratoria que tuvo con ese Tolima campeón de la Liga Águila 2018 I, regresará a su casa: el estadio Manuel Murillo Toro de Ibagué. Ante la que sigue siendo su gente. Ante el equipo de sus amores, el Deportes Tolima (7:30 p.m., Fox Sports), en un duelo correspondiente a la quinta fecha de la fase de grupos de la Copa Libertadores.

Y no lo hará como un actor de reparto, sino como titular. El premio a la resistencia. El talento lo ha vuelto a poner en su sitio.