Pocas horas antes de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se encontrara con su homólogo ruso, Vladimir Putin, una mujer protestaba de pie en un bote en el lago de Ginebra ondeando una bandera que decía “Trump ganó”. Se trataba de Noor bin Ladin, de 34 años, sobrina del autor intelectual de los ataques del 11 de septiembre de 2001, Osama bin Laden, y una de las acérrimas defensoras del expresidente Donald Trump.

Bin Ladin, quien cambió una letra de su apellido para que no se le relacionara con su tío, insiste, como los seguidores del republicano, en que hubo un fraude en las elecciones de 2020 y que Trump ganó los comicios. Sin embargo, las pruebas indican lo contrario.

En las cortes a nivel federal, las autoridades estadounidenses han demostrado que la teoría de Trump sobre un supuesto fraude no tiene pruebas que la respalden.

“¿Donald Trump ganó las elecciones de 2020 y no se nos permite estar aquí en Suiza?”, dijo la sobrina del fundador del grupo terrorista Al Qaeda cuando las autoridades se disponían a arrestarla en Ginebra. “Pensé que vivíamos en un país libre, pero aparentemente no”, agregó.

Bin Ladin ha sido partidaria de Trump desde que el republicano anunció su candidatura en 2015. En varias ocasiones durante la campaña a la presidencia en 2020, Bin Ladin apuntó que Trump era “vital para el futuro de la civilización occidental”. Portando la icónica gorra roja que distinguía a los fanáticos del exmandatario, Bin Ladin dijo que Trump podía “salvar” a los estadounidenses de “un futuro sombrío”.

Con Biden, dijo la mujer, Estados Unidos se enfrentaría a “otro ataque al estilo del 11 de septiembre”.

La reunión entre los presidentes de Estados Unidos y de Rusia se desarrolló tan bien como podía hacerlo. Las expectativas estaban por el suelo antes del encuentro en Ginebra, pues ninguno de ellos, en particular Putin, mostró estar dispuesto a abordar los temas más calientes que hay en la mesa, como la captura del ruso Alexéi Navalny y la represión del Kremlin al movimiento opositor. Sin embargo, este primer acercamiento es un buen punto de arranque para la normalización de las relaciones entre ambas naciones. El mandatario ruso anunció que pronto los dos países anunciarían el regreso de sus embajadores.

“Con respecto al regreso de nuestros embajadores a su lugar de trabajo, el de EE. UU. a Moscú y el nuestro a Washington, hemos acordado que vuelvan a sus labores”, señaló Putin. “En cuanto al calendario, mañana o el día después es un puro tecnicismo”, agregó el mandatario ruso, quien dijo que el Departamento de Estado y el Ministerio de Exteriores de Rusia abordarán “todo el conjunto de la cooperación diplomática”, porque se han acumulado muchas cuestiones.