La vigilancia abierta y el control de las reuniones por parte del personal de la cumbre climática en Egipto son algunos de los ejemplos que citan los participantes de la sociedad civil de la COP27 sobre las modalidades que están usando las autoridades egipcias para amenazar su participación en la conferencia climática.

Bajo el anonimato, The Guradian menciona los testimonios de algunos de los asistentes que dijeron que el personal para brindar seguridad, asistencia técnica o de limpieza parecía estar preocupado por vigilarlos y controlarlos, en lugar de proporcionar su apoyo. “Solo hablar de la palabra activismo significa que rápidamente estás rodeado de personas que te escuchan a escondidas”, le dijo al medio británico uno de ellos. “Mencionar el activismo en una conversación significa que los ‘limpiadores’ y el personal técnico se te acercan. Incluso en los puestos de gobiernos extranjeros, los ‘limpiadores’ se acercan y escuchan”, agregó.

Esto ocurre en un contexto que suele ser hostil para el trabajo desde la sociedad civil. En la última década, las autoridades egipcias se han caracterizado por ejercer una amplia represión contras las organizaciones sociales. Por ejemplo, la vigilancia, la intimidación y las amenazas de los arrestos suelen ocurrir con frecuencia. “Una vez que Egipto fue seleccionado como anfitrión, algunas personas quisieron hacer campaña en contra de esta decisión o elegir una ubicación diferente, pero dijimos que no lo hicieran. Luego, algunas voces de fuera quisieron llamar a los activistas a boicotear a la Policía debido a la situación de los derechos humanos. Les suplicamos que no hicieran eso porque necesitábamos atención, solidaridad, camaradería”, advirtió Hossam Bahgat, director de la Iniciativa Egipcia por los Derechos Personales, a The Guardian.

Tal vez Alaa Abd el-Fattah, quien fue detenido desde principios del 2020 tras una serie de manifestaciones anticorrupción, es símbolo de aquello. Él fue sentenciado el año pasado por “difundir noticias falsas”, después de compartir una publicación en las redes sociales sobre la tortura. Sus abogados defensores no tuvieron acceso al expediente de su caso antes del fallo, lo que provocó que se le impusieran otros cinco años de prisión. En medio de su detención y a modo de protesta por las condiciones en las que permanece retenido, comenzó con una huelga de hambre que ya lleva más de seis meses. Con motivo de la realización de la COP27, tomó la decisión de dejar de beber agua el día de la inauguración del encuentro.

Estos, y otros factores más, han llevado a que se gesten tensiones en la cumbre climática. Según confiesan, el sentimiento que impera es el miedo y eso es lo que ha impedido que se desarrollen discusiones libres en el marco del encuentro. “Esta enorme presencia de seguridad está obligando a la gente a autocensurarse”, advirtió un miembro de la sociedad civil de Egipto. Según él, “hay menos actividad, no se siente el espíritu del evento”.