Llegados a cierto momento de su carrera, muchas de las estrellas veteranas del rock acaban por renunciar a esos vicios que antes cultivaban con pasión, como los cigarrillos o el alcohol, al descubrir que antes o después acaban pasando factura; el último en admitir que dejó de fumar fue Van Morrison, argumentando que su voz ya había comenzado a resentirse.

Sin embargo, siempre hay alguna excepción a toda regla y en este caso se trata de Liam Gallagher. En contra de la creencia generalizada de que para conservar una buena voz hay que cuidarla, él está convencido de que sin un poco de ayuda de las cerveza o del tabaco no habría logrado cultivar ese inconfundible estilo nasal.

«Sé a ciencia cierta que cuando no fumo cigarrillos y no bebo y me controlo en general acabo sonando demasiado plano. Y no me gusta en absoluto. Me gusta ese toque un poco más áspero, porque tiene más carácter», comentó el músico en una entrevista reciente.

Por supuesto, al antiguo vocalista de Oasis no se le escapa que el tiempo juega en su contra y que a sus 46 años no puede permitirse los mismos excesos que en su etapa de mayor rebeldía juvenil, pero tampoco se agobia pensando mucho en ello.

«Ahora me comporto un poco mejor, aunque no demasiado. Y no es como si quisiera sonar como Aled Jones o Michael Bublé», dijo en tono sarcástico.

Aunque sus fans están más que acostumbrados a las salidas de tono del artista, a quien sin duda no le hará ninguna gracia escuchar cómo se jacta de su despreocupado estilo de vida será a Noel Gallagher, en vista de que viene a reforzar la opinión negativa que él guarda de su hermano pequeño y en la que se escuda cada vez que le preguntan las razones por las que no ha aceptado el reencuentro formal de Oasis.