El International Crisis Group publicó la listas de lo 10 conflictos en el mundo que tendrán vigencia este año y que están lejos de resolverse.

El grupo de investigación afirma que el estado de los conflictos en el mundo se ha visto agravado dado el»comportamiento errático» del presidente de la primer potencia mundial, los Estados Unidos. 

Y aunque «no todo se trata de Donald Trump» en términos de política internacional, asegura el artículo, no es fácil pasar de largo ante «su disposición a socavar a sus propios diplomáticos, su extraña elección de enemigos y su aún más extraña elección de amigos» que contribuyen al erosionado multilateralismo contemporáneo.

Sin embargo, los investigadores reconocen que la crisis del multilateralismo tiene ríces profundas que han ido creciendo con los años pero que el actual mandatario norteamericnao se ha encargado de alimentar.

1.Corea del Norte

A las crecientes pruebas nucleares del país asiático se ha sumado la retórica de guerra que han empezado a avivar Pyongyang y Washington. Desde una de las más grandes pruebas nucleares del pasado septiembnre, Kim Jong Un demostró si determinación en el avance del programa nuclear y su capacidad intercontinental.

Como si esto fuera poco, la poca diplomacia del gobierno norteamericano tiene en vilo al mundo entero que ven impávidos las infructuosa salidas diplomaticas dado el enfrentamiento verbal al que se han abocado los mandatrios estaounidneses y norcoreanos.

2. La rivalidad Estados Unidos- Arabia Saudita – Irán

Esta rivalidad, dice el Crisis Group, » probablememnte eclipsará» otras líneas de guerra en Oriente medio este 2018.

Esta rivalidad se debe a «tres desarrollos paralelos: la consolidación de la autoridad de Mohammed bin Salman, el asertivo príncipe heredero de Arabia Saudita; la estrategia más agresiva de la administración Trump hacia Irán; y el fin del control territorial del Estado Islámico en Irak y Siria, que permite a Washington y Riyadh enfocarse más en Irán.»

Los Estados Unidos y Arabia Saudita cada vez más coinciden en su posición hacia Irán quienes creen «ha explotado a los actores pasivos regionales e internacionales para reforzar su posición en Siria, Irak, Yemen y Líbano«.

Riyadh y Washington quieren disuadir a Teherán de las consecuencias que implica cualquier daño hacia sus aliados. Sin embargo, las recientes protestas en Irán le añaden un ingrediente más que no se tenía previsto.

Cualquier movimiento que algunas de las partes o sus aliados hagan puede ser considerado un ataque y desataría un gran conflicto bélico en la región, que incluso podría  justificar alguna incursión militar en alguno de estos paises.

3. La crisis Rohingya: Myanmar y Bangladesh

Esta crisis ha entrado en una peligrosa nueva fase que amenaza la estabildiad en (y entre) Myanmar y Bangladesh.

Luego que se conociera que fuerzas armadas de Myanmar estaban expulsando y atacando a individuos de esta minoría étnica, Occidente se volcó en llamados censurables de estas acciones y algunas sanciones.

Esto ha hecho que Bangladesh exiga a Myanmar tomar de regreso a sus refugiados Rohingya. Sin embargo, ante la renuencia del páis de donde salieron expulsados, se han visto envueltos en conflictos con las comunidades donde se han asentado en Bangladesh.

Además, el «problema Rohingya» se espera sea usado como recurso político para las elecciones a finales de este 2018.

En Myanmar el grupo insurgente ARSA está empezando a rearmarse e incluso se teme que este tome como reclutas a hombres Rohingya lo que pondría en peligro la difícil situación de seguridad en la zona fronteriza.

4. Yemen

Con 8 millones de personas en la hambruna, un millón de enfermos de cólera y cerca de tres millones de desplazados internos, el conflicto en Yemen tenderá a escalar este 2018.

Después de un período de crecientes tensiones, enfrentamientos y asaltos armados, el ex presidente Ali Abdullah Saleh anunció en diciembre que el Congreso Popular General abandonaría su asociación con los Houthis a favor de la coalición dirigida por Arabia Saudita. Saleh pagó con su vida; fue asesinado de inmediato por sus antiguos compañeros.

Arabia Saudita y sus aliados, creen que la división Houthi – Congreso Popular General abre nuevas oportunidades y aún están convencidos de que existe una solución militar.

Probablemente esto haga que la actividad militar se intesifique con un alto precio para los civiles. Irán seguirá encontrando una amplia oportunidad para mantener a los saudíes atascados, y mientras más anárquico se vuelva el norte de Yemen, es más probable que la violencia se extienda a través de la frontera. Los Houthis continuarán llevando la lucha al frente de la casa saudita, disparando misiles hacia Riad y amenazando a otros estados del Golfo.

5. Afghanistán. 

La guerra en Afganistán parece intensificarse en 2018. La nueva estrategia en Afganistán de los Estados Unidos aumenta el ritmo de las operaciones contra la insurgencia talibán, con más feroces ataques aéreos norteamericanos y ofensivas terrestres más agresivas por parte de las fuerzas afganas.

El objetivo, según altos funcionarios, es detener el impulso de los talibanes y, finalmente, forzarlo a un acuerdo político. Por ahora, sin embargo, la estrategia es casi exclusivamente militar.

6. Siria

Después de casi siete años de guerra, el régimen del presidente Bashar al-Assad tiene la sartén por el mango, en gran parte gracias al respaldo iraní y ruso. Pero la lucha no ha terminado.

Grandes franjas del país permanecen fuera del control del régimen, los poderes regionales e internacionales no coinciden en un acuerdo, y Siria es un escenario para la rivalidad entre Irán y sus enemigos. A medida que el Estado islámico sea expulsado del este, aumentarán las perspectivas de escalada en otros lugares.

En el este de Siria, las campañas rivales de las fuerzas pro régimen (apoyadas por milicias respaldadas por Irán y el poder aéreo ruso) y las Fuerzas Democráticas Sirias lideradas por los kurdos (respaldados por la coalición estatal anti islámica encabezada por los Estados Unidos) han forzado a un retiro del Estado Islámico. En Siria e Irak, un remanente del Estado Islámico se han retirado al desierto en espera de nuevas oportunidades.

7. El Sahel

Los estados débiles en toda la región del Sahel están luchando por manejar una mezcla superpuesta de conflicto intercomunal, violencia yihadista y lucha por rutas de contrabando. La depredación de sus líderes y sus respuestas militarizadas a menudo empeoran las cosas.

La crisis de Mali en 2012, en la que el ejército maliense fue expulsado del norte del país, un golpe que derrocó al gobierno y los yihadistas que tienen ciudades del norte durante casi un año, ilustran la rapidez con la que las cosas pueden empeorarse. Desde entonces, la implementación de un acuerdo de paz que apuntaba a poner fin a la crisis se ha estancado, mientras que la inestabilidad se ha extendido desde el norte a la región central de Malí, así como a partes de los vecinos Níger y Burkina Faso.

8. La República Democrática del Congo

La determinación del presidente Joseph Kabila de aferrarse al poder amenaza con intensificar la crisis en el Congo sumando una emergencia humanitaria que ya se encuentra entre las peores del mundo.

A finales de 2016, el acuerdo de San Silvestre parecía ofrecer una salida, requiriendo elecciones para fines de 2017, después de lo cual Kabila dejaría el poder.

Durante el año pasado, sin embargo, su régimen no ha retrocedido, explotando el desorden de la oposición congoleña y disminuyendo la atención internacional y renegando de un acuerdo de poder compartido.

En noviembre, la comisión electoral anunció un nuevo calendario, con un voto a fines de 2018, extendiendo la regla de Kabila por al menos otro año.

El curso más probable en 2018 es el deterioro gradual. Pero hay peores escenarios. A medida que el régimen toma medidas drásticas, no logrará asegurar partes del país y avivará la inestabilidad en otros. Sigue existiendo el riesgo de un descenso más pronunciado hacia el caos, con graves implicaciones regionales.

9. Ucrania

El conflicto en el este de Ucrania ha cobrado más de 10.000 vidas y constituye una grave crisis humanitaria en curso. Si persiste, es poco probable que las relaciones entre Rusia y Occidente mejoren.

Las áreas controladas por separatistas son disfuncionales y dependen de Moscú. En otras áreas de Ucrania, la creciente ira contra la corrupción y el acuerdo de Minsk II de 2015, que los aliados occidentales de Rusia y Ucrania insisten en que es el camino para resolver el conflicto, crean nuevos desafíos.

La implementación de ese acuerdo se ha estancado: Moscú señala que Kiev no cumplió con las disposiciones políticas del acuerdo de Minsk, incluida la devolución del poder a las áreas controladas por los separatistas una vez que se hayan reintegrado a Ucrania.

Por su parte Kiev argumenta que no puede hacerlo mientras persistan la interferencia y la inseguridad rusas en esas áreas. Ambas partes continúan intercambiando disparos a través de la línea que divide a las tropas ucranianas de las fuerzas separatistas y rusas.

10. Venezuela

Venezuela volvió a empeorar en 2017, cuando el gobierno del presidente Nicolás Maduro empujó más al país hacia la crisis económica, social y política, además de atornillarse en el poder.

La oposición ha implosionado. Las perspectivas de una restauración pacífica de la democracia parecen cada vez más escasas. Pero con la economía en caída libre, Maduro enfrenta enormes desafíos. Se espera que la crisis humanitaria se profundice en 2018 a medida que el PIB continúe contrayéndose.

A fines de noviembre de 2017, Venezuela incumplió parte de su deuda internacional. Las sanciones harán que la reestructuración de la deuda sea casi imposible.

Es poco probable que el aumento del apoyo ruso sea suficiente, mientras que China parece reacia a liberar a Maduro. Un incumplimiento podría provocar la incautación de activos venezolanos en el exterior, paralizando el comercio de petróleo que representa el 95 por ciento de los ingresos de exportación del país.