A lo largo de 2016 los Cubs ganaron 103 encuentros, lo que le dio un porcentaje de victoria de .640, el mejor en todas las Grandes Ligas. Pero el objetivo del equipo de Chicago aún no está cumplido. Ellos buscan acabar con la sequía de 108 años sin ganar una Serie Mundial y para esto también tienen que acabar con la maldición, la de la cabra. Esa que William Sianis tiró contra el equipo cuando no le dejaron entrar a su cabra en el juego cuatro de la Serie Mundial de 1945. “Perderán esta Serie Mundial y nunca volverán a ganar otra hasta que no se le permita la entrada a la cabra al Wrigley Field”, dijo el inmigrante griego quien tenía una taberna justo frente al estadio de los Cubs.
Y hasta ahora se ha cumplido. Desde entonces no han regresado a un ‘Clásico de Otoño’, el año que más cerca estuvieron fue en 2003 pero la mano del aficionado Steve Bartman le arrebató la pelota del guante al jugador de Chicago, Moisés Alou, le dio vida a los Marlins, quienes terminaron ganando ese juego y a la postre la serie. Este año parece ser el del desquite. El que le devuelva la sonrisa a los fanáticos de los Cubs, el que acabe con esa maldición y esa espera de 108 años. El jueves ganaron el quinto de la serie contra Los Ángeles Dodgers 8-4 y tomaron ventaja en la serie por el campeonato de la Liga Nacional.
Era un encuentro que tenían que ganar para enfrentar sin presiones a Clayton Kershaw el sábado. Y lo ganaron bien. La ofensiva respondió en momentos claves. Anotaron primero y aunque Los Dodgers igualaron el marcador, el campocorto Addison Russell conectó un cuadrangular de dos carreras que le devolvió la ventaja a la novena de Chicago y desde entonces nunca la soltaron. En los últimos dos partidos de estos enfrentamientos, la novena dirigida por Joe Maddon ha contado con el despertar de dos bates importantes: Russell, quien conectó jonrón en dos juegos consecutivos y el más importante de todos, Anthony Rizzo, quien es el alma ofensiva de Chicago.
Pero a esto se le suma la buena labor de su abridor, Jon Lester, quien el jueves logró su segunda victoria en esta Serie por el Campeonato. Dominó a la ofensiva de Los Dodgers, mientras que el miércoles la victoria se dio gracias al despertar de la ofensiva. Después de las blanqueadas en el segundo y tercer juego, el miércoles los bates de los Cubs sonaron, igual que el jueves. En ambos encuentros conectaron un total de 26 imparables y anotaron 18 carreras, superando con creces lo hecho en los primeros tres encuentros donde conectaron 15 hits y anotaron en ocho ocasiones (esas carreras en el primer juego).
Ahora viene lo más difícil para el equipo de Joe Maddon. Cerrar la serie. En 2003 contra los Marlins de La Florida, llegaron a tener ventaja de 3-1 en la serie y terminaron perdiendo 4-3. Ahora regresan a Wrigley Field con ventaja de 3-2 y el encuentro del sábado será difícil. Enfrentarán al mejor lanzador de las Grandes Ligas en los últimos años, Clayton Kershaw. El zurdo ya dominó a la ofensiva de los Cubs en el segundo juego, cuando Los Dodgers ganaron 1-0. Apenas permitió dos imparables en ese partido. Fue dictatorial. Después tendrán que enfrentar a Rich Hill, quien ya los dominó en el juego tres y de por vida tiene marca de 11 victorias y 5 derrotas en Wrigley Field. Fin de semana decisivo para Chicago, que está a un juego de romper con 72 años de no estar en un Clásico de Otoño.