La película elegida fue “Pantera negra”, la historia del príncipe de un reino escondido en medio de África que se convierte en superhéroe y recupera el trono que había heredado por derecho.

La historia seguro le resultó familiar a los súbditos del reino saudita, cuyo nuevo príncipe heredero llegó hace menos de un año para modernizar el país. La primera sesión abierta de cine en la capital, Riad, es apenas uno de los muchos gestos que el príncipe heredero ha hecho para mostrar su compromiso con la modernización del país, como detener a decenas de sus familiares por estar vinculados a casos de corrupción, prometer que reemplazará el petróleo como fuente de energía y levantar la prohibición que impedía que las mujeres se pusieran detrás del volante de un carro.

La proyección tuvo lugar en el barrio financiero Rey Abdalá de Riad, en una sala con capacidad para 250 personas. En la década del 80, las últimas salas de cine de Riad cerraron por presión de los religiosos ultraconservadores, pero este viernes 20 de abril, decenas de hombres y mujeres entraron a la sala de cine con «pop-corn» y bebidas en las manos en la primera sesión abierta al público en la ciudad.

Se espera que en los próximos meses se inauguren más salas de cine en el reino. El esceneario no podría ser más prometedor las entradas para la esperada primera proyección se agotaron en pocos minutos, después de que la cadena de cines estadounidense AMC Entertainment las pusiera a la venta hacia medianoche.

«¡Lo sentimos! Las entradas se agotaron, por favor, vuelva a mirar más tarde», se podía leer en la página web Noon.com.

AMC Entertainment es la primera empresa autorizada a explotar cines en Arabia Saudita.

El reino ultraconservador puso fin a la prohibición de las salas de cine el año pasado en el marco de una serie de reformas iniciadas por el príncipe heredero, Mohamed bin Salmán, a pesar de la oposición de medios religiosos conservadores.

Esta media forma parte de un plan de modernización que busca diversificar la economía del reino, primer explotador mundial de petróleo, y desarrollar el turismo y la industria del entretenimiento.

Al igual que ocurre con los programas de televisión, las películas proyectadas en el cine estarán sometidas a la censura, que suele considerar el sexo, la religión y la política como temas tabú.

El filme proyectado este viernes cuenta la historia de un joven monarca en un reino africano ficticio rico en recursos, lo que suscitó que se vieran paralelismos con el príncipe Bin Salmán.

Varios sauditas se quejaron en redes sociales del precio de la entrada, a 75 riyales sauditas (16 euros; 20 dólares), considerado muy alto en momentos de austeridad.

«Bienvenidos a una era en la que los sauditas pueden ver películas no en Bahréin, ni en Dubái ni en Londres… sino en el propio reino», comentó Adam Aron, director general de AMC Entertainment.

Las cadenas de cines consideran desde hace tiempo que el reino saudita es el último mercado de masa sin explotar en Medio Oriente, con más de 30 millones de habitantes, la mayoría de menos de 25 años.

AMC se enfrentará a la competencia de otros pesos pesados del sector, como VOX Cinemas, principal cadena de cines de Medio Oriente, con sede en Dubái.